

Iniesta se irá, pero nos ha dejado una última lección que jamás debería olvidarse, especialmente cuando las cosas no funcionen.

Cogió Iniesta la Copa de manos del Rey, la levantó y todos nos preguntamos por qué se va. Está formidable.

El fútbol y el deporte en general bien querrían vivir al margen de las turbulencias políticas, pero en determinados momentos no es posible, y este en España es uno de ellos.

David ya jugó la última vez en la que el Sevilla levantó una copa, la Quinta de Basilea 2016 con el Liverpool.

Estamos hablando de un árbitro que ha alcanzado una regularidad y un nivel de acierto que le ha de llevar a la élite del arbitraje mundial.

La caída del Atleti en Anoeta liquida prácticamente LaLiga

Las cifras hablan por sí mismas. Poco más de medio año atrás, el Bayern era segundo en la Bundesliga, a cinco puntos del Borussia Dortmund, ...

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