Es el año en que el Barça vivió peligrosamente. Ernesto Valverde tomó unas riendas rotas y convirtió el gafe de un año en un apeadero fructífero.
Andrés Iniesta. Un sabio del fútbol. Dejó una lección en el campo: jugar bien es un arte y un compromiso. Dio una lección humana de cómo se compite lealmente. Genial persona.
Pensé en qué se estarían diciendo los entrenadores, qué pasaría por la cabeza de Unzue, tan barcelonista, qué pensaría el pálido Valverde, superando el trago romano.
Juan Cruz nos cuenta que tiene dos ídolos, Zidane e Iniesta. El francés, un entrenador noble y el manchego, un jugador parecido a Zidane.
Nada se salva de Roma. Nada. Ni los suspiros, ni las lágrimas, ni el sudor de los futbolistas...
En el fútbol español se disputan (en el campo, en los bares) varios partidos a la vez. Uno de ellos se juega en Inglaterra, y lo disputa Pep Guardiola.
Hasta que no se acabe un partido, si está Messi sobre el terreno de juego, no lo des por ganado. El Sevilla no había estudiado esta contingencia y por ese lado le vino la sorpresa.
Hemos asistido, en el Metropolitano, a la última vez que a Piqué, gran futbolista, se le abuchea mientras va enfundado en la camiseta nacional.
Iniesta es un maestro de este tiempo, como lo fueron Kubala o Di Stéfano en las luces de otro tiempo. Fue extraordinario su partido ante Alemania.
En la novela Sentimentales de Manuel Longares hay un párrafo que remite al ritmo que ensayó Ben Yedder una vez alcanzada su hazaña de poner de morros a Mourinho.
El abrazo de Messi a Dembélé no es sólo la expresión de una alegría, la de encontrar en un joven de 20 años tu posible heredero, sino la certeza de que alguien está aprendiendo.
Juan Cruz nos da su opinión sobre la útlima jornada de Liga, poniendo su ateción en los partido de Madrid, Barcelona o Sporting.
El fútbol es algo muy serio y el Barça no estuvo a la altura
El Real Madrid hizo de espectador del desastre y respondió estupefacto a los embates sin vida del equipo más caro de la historia.
LaLiga despidió a Quini. La liga italiana no tuvo arrestos para jugar sus partidos en jornada tan terrible. El Barça desplegó este adiós a Quini: SEMPRE RECORDAT
Un solo gol es un mundo. Tres puntos convierten al Barça en aspirante legítimo al título de Liga. No hay sentencia pero el mérito estaría adjudicado: es de Messi.
Para el Barça el empate es una derrota moral, un síntoma de desgobierno y por tanto, desde la perspectiva de su historia de este año, un fracaso técnico gravísimo.
La veteranía es un grado y el Barça sacó un empate en Stamford Bridge después de sufrir dos palos y un gol de Willian pero Messi marcó el empate, que alivia a los azulgrana.
Aquí disimulo mi pasión futbolística. Pero no les importará a los lectores mi franqueza: soy del baloncesto canario, quiero siempre que ganen...
Y en todas ellas intervino Messi. Fueron tres mal contadas. Dos fueron gol. En una ocasión lo marcó Luis Suárez, que corre como un galgo hambriento.
Juan Cruz analiza el fin de semana deportivo: los partidos de Madrid y Barcelona, el resto de la jornada de Liga, el Europeo de Fútbol Sala...
Fue nervioso el partido, mientras estuvo vivo el Valencia. El Barça combatió para ser insuperable, pero el equipo valenciano hizo todo lo posible...
Ni Coutinho revalidó sus buenos momentos de partidos recientes ni pudo la defensa, ahogada, detener a un equipo descosido pero imperativo.
El gesto no empaña el gol. Eso no sería justo. El tanto fue histórico, un ejemplo principal de lo que significa, en el fútbol, el ansia de ganar.
A Leo Messi lo activa un gen musical. Su manera de estar en el campo se parece, más que al tango, al Bolero de Ravel.
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