Ante un rival así, no sería justo hacer sangre con el Villarreal, que liderado por Rodrigo maquilló el panorama hasta poner en aprietos a un campeón ya al trote.
Si gana la Champions será culpa de Messi o de Cristiano por bajo rendimiento. Pero si le eliminan y no llega a Kiev hablaremos de fracaso. Ya quisiera yo un bache así para mí.
Cristiano, por mucho amor propio y talento que tenga, es realista. Hasta su crío no disimula y sabe quién es el mejor. Por eso, su estrategia parece clara: oro o fuga.
Han pasado cinco años desde que el Villarreal regresó a Primera. Siempre se clasificó para Europa pero algo le falta para dar ese salto de calidad que le permita incordiar.
Conociendo a Lopetegui y viendo a Sergi Roberto no veo otro escenario posible en junio que verlos de la mano por Rusia. Uno disfrutando y el otro encareciendo su precio.
Su suplencia, dolorosa para la grada del Madrid y reconfortante para la cintura de Busquets, fue otro ataque más de entrenador.
Los que defendían a Mourinho cuando metía dedos en el ojo dirán que iba rezando un rosario y los que son de Guardiola, que dirigía una clase de canto.
Es curioso. Llega el líder a Vila-real y en el entorno del Submarino se habla de todo menos de Messi y compañía. La última semana ha sido movidita.
Desde que el Villarreal está en la élite, el Atlético ha perdido más partidos en Liga (12) contra él de los que le ha ganado (11).
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