VILLARREAL 3-PONFERRADINA 0 (3-1)
Bakambu y Bacca vuelven a poner orden
El doblete de Bakambu y otro golazo de Bacca permiten al Villarreal pasar a octavos tras remontar ante una Ponferradina que durante media eliminatoria llegó a soñar.
El Villarreal remontó el 1-0 de El Toralín y ya está en octavos básicamente porque Bakambu no sacia su hambre. Su papel decisivo en Liga (nueve goles) y en Europa (otros tres) no le basta. Esta vez fue en Copa donde volvió a rescatar a su equipo tras un primer tiempo para olvidar en el que la Ponferradina llegó a atusarse para salir favorecido en las portadas. Su doblete (47’ y 62’) acabó con el murmullo de La Cerámica. El tanto de Bacca (64’), con otro gesto técnico en el control para el recuerdo, fue el de la sentencia en un día que se recordará, más allá del resultado, por la vuelta al verde de Asenjo, una roca con guantes a la que las lesiones no han logrado erosionar.
Al Villarreal, demasiado confiado, no le cuadraron las cosas de inicio. El horario del partido le obligó a empezar con la grada vacía, sin ese ambiente propicio para la heroica. El dibujo de la Ponferradina, raro donde los haya (1-3-3-3-1), se le atragantó. Y, para colmo, Sansone se lesionó en el 9’ en un gemelo. Trabado, sin ritmo y contagiado por la frialdad, el Submarino tuvo el balón y mandó, pero no supo en un principio por dónde hincarle el diente a su rival. Terrazas supo dar las bandas a Rukavina y Jaume Costa para cerrarse por el centro, donde Rodrigo y Fornals (recambio del italo-alemán) suelen flotar con soltura y hacer más daño. Calleja apostó por Raba y Chuca, dos perlas de la cantera. Y mientras el primero sí dio de nuevo señales de madurez, al segundo le pudo por momentos la responsabilidad. Suya fue la mejor ocasión del primer tiempo. Falló ante Dinu en el control, la clave del fútbol.
El Villarreal regresó del descanso concienciado de que el fracaso ya enseñaba las orejas. La Ponferradina sólo había amenazado hasta entonces a Asenjo con una rosca de Yuri. Sin embargo, las proezas del Lleida y el Formentera recordaban que dar esperanzas a un modesto equivale a multiplicar su solidaridad y esfuerzo. Bakambu no quería más disgustos tras el fiasco ante el Sevilla. Por eso, aprovechando que Raba le asistió de cabeza jugándose el tipo, hizo un surco en el césped con una de sus arrancadas, sentó al portero con un amago en sus barbas y empató la eliminatoria. La Ponferradina supo entonces la que se le venía encima. Sobre todo cuando en esa jugada perdió a su mejor hombre, Román el omnipresente.
Bacca pudo lograr la remontada en el 60’ después de otro regalo de Raba, pero el asistente levantó la bandera sin deber. El 2-0 deseado estaba reservado para Bakambu. Llegó sólo dos minutos después. Raba sacó un córner, Pau cabeceó con fe y el delantero estuvo más listo que el resto para empujar esa prolongación y descartar definitivamente otra sorpresa. Bacca se sumó a la fiesta poco después con una definición de clase. Ahí se acabó la incertidumbre. El remate al palo de Yuri (hubo otro de Trigueros) y el posterior derechazo de Caiado en el tramo final sólo sirvieron para dejar con la cadera trenzada a Víctor Ruiz y para recordar que Asenjo (ojo Lopetegui y Barbosa), está por cuarta vez de vuelta.
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