Hace dos días, Pedro Sánchez acudió a la concentración de Las Rozas, en el que fue uno de sus primeros actos como presidente del Gobierno. Hubo de explicarse ante De Gea.
La imagen de Sergio Ramos con la camiseta de Iniesta dedicada redime el lado malo del Clásico, que se resume en unas actitudes violentas y en la polémica arbitral.
A dieciséis puntos. Ya no hay manera de que las cuentas le salgan al Madrid. Supongamos que gana en Leganés, supongamos incluso que gana en el Camp Nou. Aún quedaría a diez.
La segunda unidad del Madrid no es lo que era. Puede parecer poco importante, porque los que se juegan las judías son los otros, pero si los reservas no aprietan los titulares no se ven exigidos.
La Selección se concentró en Las Rozas y con estrepitosa falta de tacto celebró un entrenamiento a puertas abiertas. En condiciones normales, son tan de agradecer como escasos.
Este Lega, como su ciudad, ha evolucionado para incorporar lujos impensables antaño. Como tutear al Atlético de Madrid e incluso rondar la victoria.
No es plato de buen gusto abrir las webs de Bild, la BBC o La Gazzetta dello Sport y ver en portada la noticia de los arrestos y registros.
De Zidane me gustan su calma y su optimismo. Da la impresión de que para él todo son tormentas en un vaso de agua.