El miércoles, cuando marcó su gol, que era el tercero, Marcelo corrió hasta Zidane para ponerse de rodillas ante él, y luego abrazarle. Fue un gesto curioso, una forma de reconocimiento.
Tocará apretar los dientes en Stamford Bridge. Dicen que el Chelsea no pasa por su mejor momento, pero el Barça está yendo a menos. Parece estar cansado.
Cerca de los treinta años, Marcelo sigue siendo uno de los mejores laterales zurdos del mundo y un alborotador impagable del juego de su equipo.
Pocas veces se ha manifestado con tanta claridad la distancia existente entre un equipo que disputa la Copa de Europa como si le perteneciera por derecho y otro que se muestra ansioso y que no logra evitar su inseguridad.
Ni Messi ni el Barça pueden faltar en el próximo sorteo de la Champions. Dijo ayer Piqué que las expectativas son buenas, pero que hay que ir con “pies de plomo”.
Ganó por 3-1 el Madrid al PSG y la atmósfera es otra, lo mismo en Madrid que en París