Duque y Preciado: historias de superación, carácter y goles
Los goleadores del 2015 son los protagonistas de la Superliga. Sus primeros maestros hablan sobre cómo superaron las dificultades para ser las figuras de la Liga Águila.
El joven rebelde se calmó y el muchacho humilde persistió. En la vida y en el fútbol, Harold Preciado y Jéfferson Duque tienen mucho en común. Las pataletas y las angustias forjaron carácter. Ahora en la cancha se ven delanteros temibles. Insaciables. Hombres correctos. Centrados.
Cuando el tumaqueño fue goleador, Cali fue campeón. Cuando el antioqueño terminó como máximo artillero, Nacional alzó la 15. Este sábado tuvieron su primer duelo por la Superliga, el título que abre el año de fútbol en Colombia. Y para demostrar que sus caminos son similares, dos de sus primeros entrenadores hablaron de sus inicios.
COMO LA PRIMERA VEZ
Carlos Arango, como entrenador de los equipos juveniles del Deportivo Cali, recibió a Harold Preciado cuando se presentó por primera vez al equipo. Por su parte, Álvaro Hernández fue quien le dio el voto de confianza a Jéfferson Duque en Deportivo Rionegro. Ambos concuerdan en que solo necesitaron verlos una vez para darse cuenta que eran goleadores.
“En 2010, Carlos Cortés, veedor nuestro en Tumaco, lleva por segunda vez a Harold al Cali. Él insiste y dice que tenemos que volver a verlo porque tiene mucho potencial. Yo veo al muchacho y por su biotipo, por su pegada, su cabeceo y sus movimientos en el campo decido que era un jugador para dejar en el Deportivo Cali”, recordó Arango.
En Rionegro sucedió algo similar: “Uno como asistente técnico tiene la posibilidad de estar en contacto con los jugadores que no son profesionales. Yo veía en Jéfferson un gran potencial. Yo hablaba con el ‘profe’ Winston (Cifuentes) y le decía que Jefferson era un jugador muy potente, un jugador con ganas de salir adelante porque su vida había sido con muchos problemas. Apenas cogí el equipo le di confianza y fue goleador del torneo”, explica Hernández, técnico del equipo por entonces llamado Deportivo Rionegro (hoy Leones).
LOS PROBLEMAS
A Harold Preciado le daba pereza madrugar. No le gustaba ir al colegio y no se la llevaba bien con sus maestros. El Cali, como buen padre de familia, alivió las cosas asistiendo a constantes reuniones: “No le gustaba ir al colegio, tenía muchas dificultades para adaptarse al estudio, peleaba con los profesores. Entonces había que estar visitando al colegio cada nada para convencerlos para que lo recibieran otra vez”, dijo Carlos.
Pero esas actitudes no le duraron mucho al joven delantero: “Eso ya le pasó a Harold. Eran cosas de la adolescencia. En este momento es un muchacho muy tranquilo, muy bien puesto. Serio”.
A Duque, las dificultades se manifestaron físicamente. Su exentrenador cree que esas lesiones demostraron la calidad de persona que es: “Las ha aprovechado para superarse. Con cada lesión, él sabía que tenía la responsabilidad de recuperarse rápido y después, al estar bien, demostrar con goles el gran jugador que es”.
DIFERENCIAS
Los dos técnicos vuelven a coincidir: Preciado es un hombre más hábil; Duque, un finalizador. Lo que tiene el paisa de potencia lo tiene el tumaqueño en técnica.
“Harold es un jugador más hábil y también ve mejor el juego. Es capaz de hacer asistencias, de dejar a uno de sus compañeros en posición de gol”, opinó Carlos Arango. “Duque es un cazador de área”, dijo quien lo tuvo en la segunda división.
Dos delanteros que superaron adversidades, se destacaron en la B y quienes con goles llevaron a sus equipos a alzar un título. La Superliga, un duelo que reúne 43 goles entre estos dos artilleros.