Juan Cruz nos da su opinión sobre la actualidad deportiva de este fin de semana: la victoria de Las Palmas, el gran partido de Bale, los cambios de Simeone ante el Girona...
Fue impresionante la remontada, porque a la metalurgia el Barça le aplicó arte, y la combinación agotó a los donostiarras.
Migueli, un héroe del Barça, fue el primero en desnudarse. Cuando en Interviú se atrevieron con Marisol, las cosas ya subieron de ritmo y tono .
El público sintió esa punzada que a veces se siente ante los equipos. Fue una alegría el partido. El Barça cantó un himno jugando. Y Coutinho disfrutó en el palco.
Muy desgraciada la acción del Sevilla: su entrenador, Berizzo, es sometido a una delicada operación quirúrgica, de la que sale con más salud. Su equipo ha tenido algunos contratiempos, pero ha sobrepasado terremotos dignos de su recorrido y de su historia.
El Barça dispone de Iniesta, que gobierna otra vez en el Bernabéu. Ese gobierno del capitán, cuando se produce, rompe a cualquiera. Y al Madrid lo rompió.
El Clásico siempre es un concierto distinto. Gran duelo: dos grandes porteros ante los mejores artilleros.
Vicente Marco me enseñó a leer, por decirlo así: su pausa, su gesto radiofónico, contando el fútbol. Más de medio siglo más tarde me trajo anoche su sucesor...
Juan Albornoz ‘Sombrita’ fue el as de nuestro tiempo en Tenerife y su rostro apareció en el primer número de As.
Desde que el Barça y el Celta saltaron al campo se puso en escena una complicidad, la de Unzué con Valverde, que bromeaban y se toqueteaban, al salir de los vestuarios.
Tener a Messi en LaLiga es un regalo, un espectáculo total. Como si anoche en Valencia hubiera confirmado la famosa firma de su contrato.
Serrat, en cualquier caso, se habrá alegrado del triunfo que es ver jugar al destinatario más importante de su carta.
Habrá algún aficionado que se disponga a vivir la emoción de ver a los dos mejores futbolistas en la última década sobre el campo en una misma tarde.
Nunca había entendido tanto la pasión universal por el fútbol hasta que viví en Arequipa, cómo se vivía aquí el Nueva Zelanda-Perú decisivo para que el equipo andino.
Estamos subidos a una atalaya para ver colores donde no hay intención de que sean de un tono o de otro, y nos pasamos el día contaminándolo todo con raras intenciones.
Empezó rojo y fue degradándose el color del Barça, hasta el amarillo final. Fulgurante salida, con un Messi pletórico. Y luego, la nada, o la ambivalencia.
A este Barcelona (mejor: a este Valverde) lo auxilia la suerte que antes le estaba vedada.
Pues ayer hubo un rato que parecía que el Barça iba a padecer el síndrome Cazorla. No pudo ser. Estaba el señor del fútbol.
Cristiano marcó en los últimos minutos y salvó al Madrid de la mordida del Getafe. Luis Suárez hizo lo propio para salvar al Barça de la primera derrota de LaLiga.
No está para decir lo que hace, sino para hacerlo. En Ecuador, Messi lo contó después del partido: cuando vio el 1-0, pensó en su gente.
Cuando parecía que se estancaba una generación, la del Mundial ganado en Sudáfrica, en parte subsiste, surgen estos chicos a darle savia nueva a la Selección.
Llegó sin música. Contagiado por el equipo, el brasileño perdió una oportunidad que le hubiera quitado al Barça el suspense final.
El filósofo Gabilondo, con el que coincidí en los congresos de la Ser en Córdoba, dijo el viernes esa frase en sede parlamentaria, en Madrid, donde ocupa el liderazgo...
A Messi habrá que llamarlo Cuatrodesiete. Disparó siete veces, marcó cuatro goles. Un respeto. Hay algo que decir, además, de este goleador...
Juan Cruz nos da su opinión sobre varios temas deportivos que han ocurrido esta semana, la inauguración del Wanda Metropolitano entre otros.
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