El Barça, arte y metalurgia
Al principio del partido, Dani Garrido se extrañó en Carrusel de la alineación del Barça en el medio campo. Sin Iniesta, el Barça será siempre metalúrgico, sin estrella. Era, le dijo Garrido a don Luis Suárez Miramontes, su veterano contertulio, “un equipo metalúrgico”. Sin Iniesta, el Barça será siempre metalúrgico, reservón, sin estrella. Y le vino a dar la razón el Barça al conductor del programa de la SER. El equipo de Valverde se dejó vencer por una Real Sociedad pletórica, con ganas de revalidar su carácter de verdugo de los azulgrana en LaLiga. Y a punto estuvo de doblar la cerviz del mejor equipo de la temporada, invicto y a punto de perder esa primacía. Fue tan vulgar el Barça como cualquier equipo que prescinda de entrada de un futbolista de la calidad de Andrés Iniesta.
Y fue impresionante la remontada, porque a la metalurgia el Barça le aplicó arte, y la combinación agotó a los donostiarras. Para hacerlo tuvo dos cómplices inagotables, Messi y Luis Suárez. Los dos sudamericanos, que vienen de una escuela de arte y de metalurgia, sometieron al portero realista a jugar un papel que lo relacionaba más con las nubes que con la realidad. Agotadas las energías donostiarras, los azulgrana convierten LaLiga en su paseo. Detrás vienen otros, pero la regularidad sobresaliente de Valverde tiene pocos precedentes tan nítidos. Practicando la metalurgia y el arte sucesivamente.
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