Sombrita a la luz de As
Juan Albornoz ‘Sombrita’ fue el as de nuestro tiempo en Tenerife y su rostro apareció en el primer número de As. Lo supe, como si me viniera un fogonazo de aquella época en que vivíamos pendientes del héroe de los puños suaves pero contundentes, gracias al artículo que Alfredo Relaño publicó este lunes en El País. Ahí aparece nuestro primer campeón isleño en una época en la que el boxeo gozaba de un prestigio que las épocas sucesivas han mellado. Entonces la prensa hablaba del boxeo como de una esgrima poética que dio de sí, además, escritura y mito.
Contribuyó a ello, en la isla, la dedicación al pugilato de uno de los mejores escritores deportivos tinerfeños, Antonio Salgado Pérez, que firmaba como Ansalpe, y que fue una de mis primeras inspiraciones juveniles para ejercer este oficio que ahora desarrollo, medio siglo después, precisamente, en el diario As. As me acogió, por la generosidad de Alfredo, y me ha permitido en estos últimos diez años de mi vida profesional de agradecer visiones como aquella que ilustraban el primer As.
En eso pensé la noche del aniversario. Ahí escuché a Cebrián, mi primer director en El País, hablar de Camus y el fútbol, una referencia ética y estética ligada al deporte, y ahí escuché, con la envidia que produce la nobleza, hablar a Rafael Nadal, el mejor de todos los tiempos, sobre algo que ya decía Kipling sobre la derrota y el triunfo: ganar o perder no es lo importante. Lo importante, en el deporte, es saber que también puedes perder y eso no es deshonra. Medio siglo de As es, también, una explicación de la vida, hecha de ganar y perder, hecha de la virtud deportiva de resistir.