Sergio Picos
Santi Giménez
Cuando el Liverpool juega a mar abierto, cuando se entrega al ataque y Anfield ruge, como pasó ayer en numerosas ocasiones, es muy difícil no enamorarse de este juego.
PorGuillem Balagué
Página102
Cuando el Liverpool juega a mar abierto, cuando se entrega al ataque y Anfield ruge, como pasó ayer en numerosas ocasiones, es muy difícil no enamorarse de este juego.
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