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SARAH CASTRO

Aló, Zidane... James, presente desde Brasil

São Paulo
James Rodríguez durante el partido entre Colombia y Qatar por Copa América.
Buda MendesGetty Images

James lo hizo otra vez. Cuando el escuadrón de choque catarí parecía inquebrantable, un pase de 25 metros dirigido a la cabeza de Duván Zapata selló la victoria y clasificación para Colombia. A cinco minutos del final, entre la confusión apareció la magia del 10, esa zurda de elegido que lo llevó a transformarse en ídolo mundial y máximo referente de la Selección, primero de José Pékerman y ahora de Carlos Queiroz.

En la Colombia más colectiva de los últimos tiempos, James corre como todos y marca diferencia como los cracks. Lo de Qatar no fue un golpe de suerte, el cambio de frente que generó el primer gol contra Argentina lo valida y un viaje a marzo de 2019 con su triplete al Mainz lo confirma. Descubrir la zurda de James en Brasil 2019 es haber apagado la TV durante cinco años, haber vivido en otra galaxia. Su fútbol está intacto.

"El secreto para que James rinda es él mismo. Fuimos construyendo su recuperación, ahora está cerca de liberarse para mostrar su mejor fútbol", anticipó Queiroz en medio de los rumores sobre futuro del 10 en Europa. Imposible no preguntarse por qué al Madrid no le interesa contar con él para la 2019/2020. Claramente no es un tema de talento, la última palabra la tiene Zidane, un entrenador con el que colombiano no pudo brillar. James falló y el míster le soltó la mano.

Ahora, ¿vale la pena llegar a un equipo con Hazard, Asensio, Isco, Bale, Vinicius... y un entrenador que no lo tiene en sus planes? James tendrá que pelear a donde vaya, el fútbol no tiene memoria, sin embargo hay entornos que motivan, que potencian. Aunque el 10 ame Madrid su oportunidad de marcar la historia de un club está en juego. Un crack como él lo merece.