Lágrimas de felicidad: Egan, del dolor al triunfo
Tras un año difícil, soportar críticas, trabajar más de lo normal para recuperar su nivel y, además, llevar a las espaldas una carga sorpresiva y delicada, hoy, Egan es el líder del Giro de Italia.
Tour de Francia 2020. Número uno a la espalda, abandono. La presión de ser el campeón defensor de la carrera ciclística más importante del mundo fue la misma que le puso un dolor inesperado en el mismo lugar donde iba su dorsal. Una molestia traicionera que hizo que dejara la competencia luego del Col de la Loze.
Un día para el olvido. Poco a poco el campeón reinante se quedaba. Gestos de dolor y un empujón de Nairo Quintana para dar ánimos. Era el comienzo de un largo camino pensando en la recuperación. Terapias, ejercicios especiales, entrenamientos diferenciados y un compromiso innegable del ciclista que quería volver a la bicicleta para volver a conquistar las carreras más importantes.
No solo eso. A su dolor y el esfuerzo que significó más de nueve meses de intensificar sus trabajos de recuperación, llegaron las críticas. Pero Egan siguió adelante. El precoz niño campeón del Tour no se iba a detener por quienes creían que lo de su espalda era una excusa.
El apoyo de su equipo fue fundamental. El director general, David Brailsford dijo que su meta era que Egan volviera a recuperar la felicidad en su trabajo, montar bicicleta. El Ineos también hizo todo lo que estaba a su alcance para que la recuperación fuera en los tiempos apropiados, pero certera y eficiente. Como todos, el equipo británico sabía que el ciclismo necesitaba a Egan.
La última victoria de Bernal había sido en la tercera etapa de la Ruta de Occitania, carrera de la que fue campeón de la general el 4 de agosto del 2020. Fue ahí cuando comenzaron los dolores. Hoy, nueve meses después, consiguió su primer triunfo en vueltas grandes y en el debut en el Giro, su carrera soñada por lo que Italia significa para su vida. Ya tiene puesta la maglia rosa en su aniversario 90.
Por fin, lágrimas de felicidad: Egan no se olvidó de Colombia
En la novena etapa del Giro llegaba la alta montaña y el hábitat natural de Bernal, que despejó las dudas sobre su estado físico, se llevó la etapa y superó a sus rivales en el último kilómetro con un ataque explosivo y en sterrato, la diferencia en el final de la fracción.
Pero no fue algo sorpresivo, en el Giro se ha visto a un Egan que no perdió mucho tiempo en la CRI, se ha mostrado agresivo en cada ascenso para descontar segundos, ha sido el capo que ordena, propone, está hablando con sus compañeros constantemente y ahora es el líder de la competencia.
Su agresividad y explosividad han sido la constante este año. En la Strade Bienche fue tercero tras Mathieu Van der Poel y Julian Alaphilippe, en el Tour de los Alpes Marítimos en la etapa que terminó en Chalet Reynard comenzó a mostrar su nivel trabajando para Iván Sosa, fue segundo en Laigueglia y cuarto en la Tirreno Adriático.
"No sabía que había ganado, por eso no levanté los brazos. Sin embargo, vencer en el Giro supone la culminación a todo el esfuerzo y todos los sacrificios. Pasé momentos muy complicados después de mi título en el Tour y de no rendir como se esperaba de mí en 2020, con el añadido de los problemas de espalda", dijo.
Al finalizar la etapa, sus lágrimas fueron las del país. Egan no se olvidó de eso, “quiero brindar una alegría a Colombia. No lo puedo creer, han pasado muchas cosas para llegar aquí. Falta mucho del Giro, pero creo que esta victoria y tener la camiseta rosa por un día, de verdad que vale la pena todo". Las lágrimas después del calvario son las mejores, lágrimas de felicidad.