El fin de una era… y el futuro en manos de la Federación
Un hombre sereno, respetuoso… Nunca respondió a quienes sistemáticamente quisieron atacarlo durante los más de seis años que estuvo al frente de la Selección. Fue blanco de críticas desde las vísceras. Guardó silencio hasta el día de su despedida en la que con la calma que da la experiencia dejó claro que fue por sensatez y no por desconocimiento que decidió callar.
“No me ofrezco en ningún lado, espero la finalización de mi contrato a ver cuál es el rumbo que se va a tomar. No empiezo a hablar con otras selecciones ni mi asistente atiende a nadie (...) La cantidad de mentiras y barbaridades que se han dicho son una decepción muy grande", afirmó en la rueda de prensa en la que junto a Ramón Jesurún anunció el adiós definitivo.
Pékerman blindó a la Selección de los rumores, de los escándalos, condición indispensable para conseguir objetivos. Logró el 62% de rendimiento en 78 partidos en el banco de Colombia. Potenció a una gran generación de futbolistas talentosos y preparados. Su discurso mantuvo el poder de convencer a jugadores que en sus clubes tenían a los mejores entrenadores del mundo. “Con tus consejos crecí a todo nivel (…) Serás siempre mi mejor maestro”, agradeció James en Twitter.
Con la convicción como estandarte, esta Selección llegó a competir entre las mejores. Los planteamientos y decisiones pueden discutirse, pero nunca la mística de un equipo que llenó de orgullo las calles del país tras las derrotas en Brasil y Rusia. En la era Pékerman, parte de la afición reconoció que en el deporte hay valores más allá de la victoria. El trabajo, la fraternidad, el esfuerzo, la capacidad para reponerse a la adversidad… Competir.
Reivindicó el trabajo en equipo dentro y fuera de la cancha. El cuerpo técnico hizo tangible su idea. Néstor Lorenzo, Patricio Camps, Pablo Garabello, Eduardo Urtasún –entre otros colaboradores- se comprometieron con la profesionalización de los procesos con bajo perfil. Atesoraron la privacidad del equipo. Ellos también son responsables de las lágrimas de emoción en partidos como frente a Chile (2013), Perú (2017) y Polonia (2018).
“Hay un camino duro que se ha realizado y hay que continuar", concluyó Pékerman frente a los medios de comunicación. El ciclo terminó -como termina todo-. Ahora el futuro de la Selección está en manos de la Federación Colombiana de Fútbol. Jesurún, González, Vélez & Cía tendrán que fichar a un entrenador con un proyecto que permita sostener el nivel competitivo y una idea de juego. Que se mantenga la exigencia, esa de quienes pidieron la Copa del Mundo. Habrá que prepararse -eso sí- por si la realidad vuelve a golpear.