Así vivió Reinaldo Rueda su primer partido con Chile
En medio de la sombra del arquero Claudio Bravo, el DT colombiano vivió con intensidad el duelo ante Suecia y su primer triunfo con la Selección de Chile.
Seguramente el de Chile ha sido el inicio de proceso más convulsionado en la carrera de Reinaldo Rueda. Aún su equipo no entraba a la cancha y ya estaba en medio de una polémica. Debió responder una y otra vez por el tema de Claudio Bravo, se molestó con la prensa y pidió enfocarse en el fútbol.
Su debut fue intenso, no solo por lo que pasó afuera sino por lo que significó su primera vez ene l banco de Chile. Apenas sonó el pitazo inicial se paró de su asiento, quiso ver de cerca cada acción. Su primera instrucción fue para Mauricio Isla, para que no descuidara su posición y luego, le pidió calma a Jean Beausejour a la hora de proyectarse.
Su vio crítico con los árbitros y mientras recorría el área técnica una y otra vez, se encargó de ordenar a los cuatro defensas para que no perdieran su lugar. Se preocupó con una la caída de Vidal y le pidió al cuerpo médico que fuera a atenderlo.
El tiro de Vargas, que casi terminó en gol, provocó sus aplausos. A la jugada siguiente, vino el tanto de Vidal y el DT lo celebró con los brazos en alto y con efusivos abrazos con sus colaboradores. El contraste vino de inmediato con la igualdad: miró al suelo, trató de dar ánimo y pidió calma. A los 35 minutos, llegó su primera charla con Bernardo Redín, su ayudante técnico.
En el segundo tiempo, las cosas no cambiaron. Estuvo de pie todo el tiempo y los centrales fueron quienes recibieron más instrucciones. Les pidió marcar de cerca en las pelotas detenidas y aplaudió una de las jugadas más peligrosas del ataque nacional: pase de Alexis y remate de Beausejour que desvió el meta Nordfeldt.
A los 60 minutos, nueva conversación con su asistente e instrucciones para Castillo y Valdés, sus primeros cambios. Y la felicidad total llegó en el epílogo. Marco Bolados, una de sus grandes apuestas en la nómina, anotó el gol del triunfo y su serenidad se acabó. Levantó las manos, agitó los brazos y recibió los abrazos de todo su staff. El inicio de su era fue triunfal. Así, el colombiano pasó sus primeros 90 minutos al frente de la Selección de Chile.