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América de Cali

Carlos Bejarano: “En Guinea ya ni se acordarán de mí”

El arquero del América habló con AS. Recordó sus épocas como volante 10. Dijo que Chará es su tormento. Colecciona, relojes y lociones. No se arrepiente de haber jugado con otra Selección.

Carlos Bejarano, arquero del América de Cali habla de Guinea Ecuatorial
Colprensa

Centro de África. Situado en el golfo de Guinea y con una proximidad hacia Ecuador. En Guinea Ecuatorial, donde habitan cerca de un millón y medio de personas, se habla castellano, toda vez la colonización española, de la que lograron su independencia desde hace ya medio siglo. La población es gobernada por un régimen militar. Y la mayor porción de su economía se concentra en la producción de petróleo.

Allá llegó Carlos Andrés Bejarano Palacios, junto a otros colombianos, a representar un país que hasta ese momento no habían logrado situar ni en el mapa. Algunos partidos de las pasadas Eliminatorias para Brasil 2014, lo privaron seguramente de volver a compartir con el número 1 de la Selección Colombia, David Ospina, como ya lo hicieron durante sus etapas formativas, en la escuela de Alexis García.

La mención hacia el arquero del América, además de la ponderación por su imperial momento, motiva quejidos entre los seguidores del balompié nacional. No obstante, el autor protagónico de la historia, se sostiene: “nunca me voy a arrepentir de esa decisión, porque fue un país que me abrió las puertas. Ahora se habla de ir a la Selección Colombia, lo cual me enorgullece, porque hay muchos arqueros en el país. Estoy tranquilo. Yo siempre he tomado mis decisiones. Cuando estuve en La Equidad, decidí irme a Panamá; luego a Medellín, y ahora en América, y el día que salga campeón, quiero ir a Europa”.
 
Bejarano, prefiere que se hable de Quibdó, Chocó, en la geografía colombiana. Allí, doña Aleja Palacios Palacios, una comerciante de calzado, lo parió, un 29 de enero de 1985. Allí, se decidió a imponer el fútbol sobre el estudio. Allí, el profesor Héctor Perea, le iluminó su camino, cuando a falta de un arquero en la Selección Chocó, le dijo, ‘ey, parece allí’. “Yo jugaba de volante de creación, era talentoso. veía a Néider Morantes, a Giovanni Hernández, Arley Betancourt, a Riquelme. Si hubiera continuado de volante 10, seguramente, no me hubieran dejado en la Selección Chocó, porque había mejores jugadores”.

Todos le preguntan por Guinea Ecuatorial, ¿y Chocó? “Sí, todos preguntan por Guinea, y como yo digo, en Guinea ya ni se acordarán de mí. yo extraño es a mi Chocó, a mi tierrita, y cuando tengo la oportunidad, siempre voy”.

Sus padres y hermanos: “Nunca viví con mi padre, porque él tuvo otra familia. Siempre viví con mi mamá. Mi madre y mis tres hermanos, por parte de madre, siempre vivimos felices. Y en total, hasta se me va la cuenta de cuántos somos (risas), creo que éramos como 11, porque se nos fue una hermana”.

Sus hijos: “Carlos Andrés, Andrés Felipe y María Alejandra. Son lo máximo.  Los tres viven en Medellín y estudian allá. Son felices cuando ven a su papá en televisión, y les duele mucho cuando escuchan malos comentarios, y lloran cuando me hacen goles. Espero que mi esposa Marcela me dé el chancecito de zamparle el otro hijo. Cuando uno tiene un hijo, es que se da cuenta cuando la mamá le decía, ‘esperá que tengás los tuyos’”.
 
Sus colecciones: “Relojes, lociones. Tengo 42 lociones, me encantan, y tengo como 12 relojes. Como buen chocoano, me gusta mucho el oro, así que el día que me vayan a hacer un regalo, ya saben que darme”.
 
Los Guantes: “Milton Patiño, Miguel Calero (Q.E.P.D), Óscar Córdoba y Faryd Mondragón, me regalaban guantes. Y por fortuna, he tenido la dicha de conocer a un gran ser humano como lo es Carlos Calero, quien es el que me surte de los guantes Rinat. Mantenemos una fiel relación. Han llegado muchas marcas ofreciéndose, pero el agradecimiento a Rinat y a Calero es tan grande que puedo decir que no usaré otra marca”.
 
Los jugadores que más duro le han pateado: “Cuando Dorlan Pabón iba a patear, yo decía ‘Dios mío’. Inclusive, me hizo varios goles, al igual que Martín Arzuaga, quien patea con derecha e izquierda y te pone a temblar. Pero el jugador que siempre me ha complicado, ha sido Yimmi Chará, desde que estaba en el Tolima. Siempre me ‘vacunaba’. Es un jugador muy rápido, inteligente, con una gran capacidad de definición”.
 
¿En qué momento dijo que el arco no era lo suyo, por los exigentes entrenamientos? “En muchos momentos. El trabajo de arquero es muy duro, y lo más triste es que en ocasiones nos hacen goles bobos. He tenido entrenadores como José María Pazo; en el Chocó tuve a Víctor Urrutia. Hernán Torres tira a matar a los arqueros, pero también, los pone a volar. Y ahora estoy con Víctor Ruiz, quien se prepara, estudia para aportarle a uno”.
 
¿En qué momento se aburrió del fútbol? “El momento que me ha dado más duro fue en el 2015, cuando no se dio el ascenso con América. No es fácil ser arquero del América, y ese fue un momento difícil, pero me mentalicé en que debía conseguir el objetivo. Luego, el penalti frente al Quindío, en el cuadrangular para ascender en el 2016 (fecha 1), en el que todos los hinchas del América se querían morir. No dormí ese día, pero el cuerpo técnico y los compañeros me dieron confianza. Desde ese momento crecimos mucho más”.
 
Fortalezas y debilidades: “Me faltaba mucho más en el achique y en el juego aéreo. Mis brazos son largos, y eso me ha ayudado a sacar balones que muchas veces la gente no cree, pero la rapidez también me ha ayudado mucho. Por fortuna, tengo a Víctor Ruiz, quien me regala sus conocimientos diarios”.
 

David Ospina: “Fue mucho lo que compartimos en la Escuela de Alexis García. Es una persona que siempre supo lo que quería. Siempre fue serio, bueno y seguro. Por eso, hoy es el gran David”.
 
¿Con qué sueña? “Con llegar muy lejos con América, con ser campeón con este gran equipo que me ha dado todo, y con el que he sufrido y tenido muchas alegrías”.
 
¿En 2009, fue a Panamá como una última opción? “Cuando tomé esa decisión, era porque no quería estar en La Equidad, y me salió la posibilidad del Árabe Unido y arrancamos para allá. La gente me decía que me iba a quemar allá, pero yo lo veía como una gran posibilidad, porque uno juega la Liga de Campeones de la Concacaf. Estuve un año allá y no quería volver a La Equidad, porque estaba muy contento; fui campeón dos veces y llegamos a las semifinales en la Liga de Campeones. Recuerdo que me llevaron a conocer las instalaciones de Pachuca y tuve la posibilidad de jugar en México y en la MLS”.
 
Millonarios, el próximo rival: “Es un equipo muy bueno, al que ya enfrentamos en la pretemporada. Tienen excelentes jugadores; es el campeón, y esta clase de partidos, uno siempre los quiere ganar. Venimos de una derrota en otro clásico y queremos levantarnos rápido”.