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La dos realidades del Barça de un Messi obligado a ejercer de Maradona

Números y sensaciones. Convive el Barcelona con dos realidades que, según el ánimo del consumidor, animan y deprimen a partes iguales y con sólido fundamento. Por una parte está la realidad numérica de un equipo que ha cerrado a cal y canto su portería, que no ha perdido ni un partido, que lidera la Liga con cuatro puntos sobre el Valencia y ocho del Madrid, que está a un empate de ser primero de grupo en Champions y que virtualmente está en octavos de Copa. Un inicio estadísticamente de récord. Pero las sensaciones son otra cosa. El juego no invita al optimismo y el equipo aburre dando el pálpito que si bien cualquier partido se puede ganar, también cualquier día de estos va a haber un tropezón.

Prevenir antes de curar. Por tanto, haría bien el Barcelona en empezar a prevenir antes de curar. Empieza a sonar la posibilidad de nuevo de incorporar a Coutinho en una revisión invernal del culebrón del verano, pero con un viejo invitado: El París Saint Germain, que se sumaría a la puja por el brasileño. Parece claro que el Barça, visto lo visto, necesita algo más para mantener los números actuales mejorando las sensaciones. El zafarrancho y la unión que generó el caótico verano que culminó con la derrota en la Supercopa ante el Real Madrid empieza a deshincharse. Si el Barça quiere seguir en estos números espectaculares debe empezar a actuar y no fiarlo todo al regreso de Dembélé, quien a ciencia cierta nadie sabe cuánto tardará en rendir a plenitud.

Messi. El único nombre que mantiene la excelencia en los números con las mejores sensaciones es Messi, a quien en muchas ocasiones se le ha acusado en su eterna comparación con Maradona de estar siempre mejor acompañado de lo que jamás estuvo el Diego. Pues bien, ahora Leo está ejerciendo de Maradona porque juega en un equipo que nunca había dependido tanto de él. Es el que marca los goles (lleva 15, 12 en Liga y tres en Champions) es el que más y mejor pasa, pero si no está Iniesta se encuentra con que no hay nadie que le acompañe. A excepción de su sociedad con Jordi Alba, sigue buscando un socio en el frente de ataque, donde Suárez anda desconocido y se echa mucho de menos la capacidad de desborde de Neymar.

Nuevos secundarios. Ante este panorama, unos nuevos secundarios como Ter Stegen o Umtiti han dado un paso adelante, aunque se espera el retorno de otros como Piqué, que no arrancan.