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América de Cali

Pimentel: "Desde que Maturana llegó, no volví al América"


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CaliActualizado a
Eduardo Pimentel habla de su enemistado con Francisco Maturana. previo al juego entre América de Cali y Once Caldas por la fecha 13 de la Liga Águila
Mauricio AlvaradoColprensa

Sumaba Diego Édison Umaña los créditos para continuar en la dirección técnica del América. Había escalado hasta la semifinal de la Copa Libertadores, y no dio el paso final porque sus dirigidos fallaron en la definición desde los penaltis frente al Newell’s Old Boys orientado por Marcelo Bielsa.

Seducido el entonces mandamás de los ‘escarlatas’, Miguel Rodríguez Orejuela, por el perfume del entrenador que tres años antes se había encumbrado en el citado certamen continental, con el Atlético Nacional, le entregó la conducción del conjunto americano.

Tras el anuncio de Francisco Maturana como DT del América, Jorge Raúl Balbis fue desvinculado del equipo, al parecer, por haber fallado uno de los penaltis en la definición frente a Newell’s. Sergio ‘Checho’ Angulo también salió del equipo, y Eduardo Pimentel, pese a la insistencia de los entonces dirigentes, se negó a continuar. “Desde que Maturana llegó, nunca volví a asistir a una práctica del América”, reveló Eduardo Pimentel, hoy máximo dirigente del Boyacá Chicó, a AS Colombia.

La llegada del ‘Polilla’: “Me agradó demasiado, porque además de ser un referente del América como jugador, es un hombre de fútbol y tiene más de diez años en la dirección técnica. Lo vi manejando Godoy Cruz de Argentina, y me gustó bastante su llegada. Fue un extraordinario jugador, y por todo lo que él vivió, debe tener una gratísima experiencia, que seguramente la va a poner a disposición del club que tanto queremos, que es ‘la mechita’”.

Su buena relación con ‘el Polilla’: “Compartimos demasiado. Vivíamos en el edificio ‘el Mundo de los niños’. Es un gran ser humano, una persona muy jocosa, agradable y con unos valores importantes. Por todo eso, uno se motiva de que pueda darnos la mano que tanto necesitamos para que América se olvide del descenso”.

¿Usted renuncia al América tras la llegada de Maturana? “El carácter que tengo, se lleva en la sangre y me impedía poder defender la institución que tanto quise, siendo dirigido por un técnico que no me vendía nada. Era muy complicado manejar todo eso, entonces, les dije a los directivos, que si él (Maturana) llegaba, yo me hacía a un lado, y así sucedió”.

¿Por qué había tantas diferencias conceptuales? “Es que yo no soy político. El sentimiento del América era muy grande y no quería estar con el técnico que toda la vida fue un rival y con quien tuvimos demasiada enemistad; por eso, determiné no seguir”.

 Además de la rivalidad en la cancha entre América y Nacional, ¿también se vivía externamente? “Lógicamente que sí. Yo nunca me vi jugando en un Deportivo Cali, en Nacional o Santa Fe. En ese entonces, se imponía el orgullo, por eso también me quedé sin ir a la Selección Colombia”.

¿Qué fue lo más crudo que le tocó vivir en las visitas a Medellín? “Fueron infinidades de cosas, con América y con Millonarios. El estadio siempre lleno y como yo era un líder, los periodistas nunca pronunciaban mi nombre, sino que decían ‘el número 4’. Todo el estadio me gritaba, pero yo entraba al terreno de juego sin pensar en nada más que en defender a mi institución”.

¿Los dueños del América no intentaron retenerlo? “Los dirigentes, sí. Oreste Sangiovanni (entonces presidente del América) habló demasiado conmigo. América me siguió pagando, pero yo siempre dije que si Maturana entraba por una puerta, yo salía por la otra, y así fue. Desde que él llegó, nunca volví a asistir a una práctica del América. Mantuve siempre una buena relación con los dirigentes del club. Ellos querían que yo siguiera y estuvieron casi cuatro meses insistiéndome, hasta que se dieron cuenta que ya la decisión estaba tomada. Entonces, determinaron venderme al San Lorenzo de Argentina, pero las cosas no salieron bien, porque el club estaba ‘quebrado’. Regresé a Colombia y firmé con Pereira y luego con Medellín”.

¿Por qué un cundinamarqués, desarrolla tanta pertenencia hacia el América? “Porque América siempre nos enseñó a formarnos como familia. Hay mucha gente de estos tiempos que seguramente no cree, pero lo que se vivió en ese entonces, fue maravilloso. Doña Beatriz Uribe, quien era la gerente, mantenía el alma de la institución. Además, el doctor Ochoa Uribe era un ser humano prestante, grandioso, un padre. Era una familia, los problemas de uno eran de todos. Eso no se vivió en ninguna otra institución. Eso me llenó tanto que sigo al equipo fervientemente, con el deseo de que vuelva a eso que nosotros vivimos. Es una institución que tiene la mejor hinchada del país. Fueron casi seis años en los que solo nos faltó la Copa Libertadores, que tanto anhelamos. Toda la vida he sido un agradecido y siempre tengo ese sentimiento de amor hacia el América”.

¿Ha avizorado vincularse como dirigente del América? “Tuvimos una oportunidad. Nos acercamos a través de Oreste Sangiovanni, pero nunca supe porqué se dañó el negocio para adquirir un paquete accionario”.

¿Estaba escéptico de que América levantara con la continuidad de Hernán Torres? “Cuando pusieron en la baraja a Hernán Torres, me parecía que era el técnico más apropiado y sigo pensando que es un gran técnico, pese a que no tengo más relación que el saludo con él. Él ha demostrado capacidad, ascendió al América, y no entiendo porqué el equipo se escurrió demasiado. La medida que se tomó, no era fácil… llegar de un momento a otro, sobre el torneo, a cuadrar un equipo, con jugadores que no escogiste y no conoces, no era fácil, pero se tomó y ya por lo menos se dio el primer paso, ante Huila. Dios quiera que todo siga saliendo bien, porque aquí lo único que interesa es el América de Cali”.

¿Ve viable que el equipo salve la categoría? “Tengo la convicción de que América no va a volver a la B. Miro las nóminas y no me cabe la menor duda de que América tiene que estar mínimo entre los dos mejores del país”.