“¡Oe, oe, oe Polilla, Polilla…!” se marchó del Pascual Guerrero coreando la barra popular del América. Los ‘escarlatas’ gozaron de puntería en el compromiso frente al Atlético Huila; permanecieron durante gran parte del juego agrupados en su propio campo, y animaron cuando atacaron por los carriles laterales, por donde llegaron los goles. Valorado fue el deseo de los locales por imponerse en el marcador , y también fue manifiesta la discontinuidad de los creativos, y lo distante que está Alejandro Bernal de su mejor forma deportiva.
El debutante técnico uruguayo, ponderó el triunfo, toda vez el apremio tras la victoria lograda el pasado sábado por Jaguares (1-0 al Once Caldas), equipo que mantiene el pulso con el América por no descender. “Podemos lograr algo sobre la idea futbolística, a partir del próximo año; por el momento, vamos a trabajar cada semana sobre el próximo rival y lo más importante es el resultado , por la situación en la que estamos”, expresó Da Silva en la conferencia de prensa posterior al compromiso frente al conjunto ‘Opita’, correspondiente a la fecha 12 de la Liga.
La necesidad de ganar: “Lo habíamos dicho, desde el momento en que llegamos, que era muy poco el tiempo que teníamos para trabajar. El equipo hacía rato que no podía sumar 3 puntos . Jaguares nos había dejado en una situación muy incómoda luego de haber ganado. Había que ganar y la actitud de los jugadores fue muy buena, más allá de que por momentos el equipo estuvo impreciso, pero siempre quiso ir al frente, fue agresivo y no se metió atrás. Hay mucho por mejorar y tenemos que ir dándoles poco a poco a los jugadores la idea que tenemos”.
La reacción del grupo: “El gol de Huila cayó como un balde de agua fría, por suerte el gol de Borja nos dio la tranquilidad para salir al segundo tiempo con un poco más de calma. Era importantísimo ganar, por todo: era el primer partido, la gente necesita confiar en el equipo, los delanteros se reencontraron con el gol, y lógicamente tenemos que ser autocríticos y tenemos que mejorar. Defensivamente el equipo trabajó bien, principalmente en el segundo tiempo. Hubo cosas muy buenas. Lo importante era que los jugadores volvieran a confiar en ellos, y por la felicidad que tenía la gente, valió la pena todo el esfuerzo”.
Su sentir ante el apoyo de la afición: “Fue emocionante, me costó aguantar las lágrimas. Es increíble lo que me demostró la hinchada del América, como me lo demostró en mis épocas de jugador. Han pasado 22 años y muchas de estas generaciones no me vieron jugar; entonces, el que lo recuerden a uno con ese cariño y que tengan fe de que uno puede colaborar para que el equipo salga de esta situación, me llenó de emoción”.
La confianza al grupo y la vuelta al de Santiago Silva: “Todo el grupo estaba golpeado, eran muy pocos los que se salvaban de la crítica, entonces, una de las tareas nuestras era tratar de levantar en lo anímico a cada uno de los jugadores. A Santiago Silva lo conozco porque lo dirigí en Peñarol, sé lo que puede dar; es un jugador que necesita continuidad, confianza, es goleador. Y ante la ausencia de Lizarazo -por un problema muscular- entendimos que por las características de Silva, era importante, y me alegra, porque para el delantero es bueno reencontrase con el gol”.