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Fútbol brasileño

Borja y los aeropuertos: antes desilusión, ahora ovación

Una multitud de Palmeiras lo recibió apenas aterrizó en Sao Paulo. Una escena que contrasta con lo que pasó en marzo de 2016 cuando lo bajaron del avión del repechaje olímpico.

Borja y los aeropuertos: antes desilusión, ahora ovación
Palmeiras oficial

Once meses después su pasaporte tiene más millas y sellos que certifican la gloria. El título de la Copa Libertadores, el del mejor jugador de América, el de las ofertas millonarias y este último que puso el agente de aduanas en Sao Paulo que la abre la puerta a su etapa como jugador de Palmeiras.

Miguel Borja fue recibido en el aeropuerto internacional de los paulistas con clima de carnaval. Un centenar de hinchas le dio la bienvendida con bombos y el himno de Palmeiras a todo pulmón. Uno más osado le puso una gorra con los colores verde y blanco. Un anticipo de lo que será esa relación cuando el delantero comience a responder con sus goles.

El 26 de marzo de 2016 en cambio, soportó con resignación el destrato a pocos pasos del avión que debía llevarlo desde Cali a los Estados Unidos para sumarse a la concentración del equipo que buscaba el cupo a los Juegos Olímpicos de Río.

“El goleador Miguel Borja, viajó directamente del aeropuerto, al estadio Doce De Octubre, para unirse a la práctica del equipo”, publicó Cortuluá, por entonces su club, en su cuenta de Facebook. Pero una cadena de enredos lo dejó sin viaje.

Muy triste le resumió a AS Colombia que “había empacado tres pares de guayos, dos de goma y uno de taco, además de mis productos de aseo…El profe ‘Piscis’, me dijo que lo mío no estaba claro y que la gente que maneja los tiquetes fueron los que se equivocaron…Lo primero que pensé fue en mi familia. Mi padre estaba destrozado cuando salió la primera convocatoria y yo no estaba, y no pudieron dormir anoche de la felicidad cuando informaron que yo había sido llamado. Antes que en mí, pensé fue en la tristeza de mis padres, pero estoy seguro de que le voy a dar mucha alegrías”

Así lo hizo porque repartió las alegrías con títulos, premios y 39 goles en el año. Lo suficiente para un recibimiento como el de la afición de Palmeiras. A pura ovación.