El fútbol de Chile está en su tiempo más feliz gracias a una generación extraordinaria. Cuando con el fútbol no llega, aparece el coraje.

El fútbol de Chile está en su tiempo más feliz gracias a una generación extraordinaria. Cuando con el fútbol no llega, aparece el coraje.

Todos imaginábamos que Cristiano podría ponerse la capa de héroe como en la final de Milán lanzando el penalti decisivo, el quinto, pero por ahí irrumpió Claudio Bravo para vestirse de Duckadam.

Segundo partido, segunda victoria, y ésta más convincente, aunque no fuera por goleada. La Rojita fue ayer más que Asensio.

Todos los ojos estaban puestos en él. Su culebrón con Hacienda le ha añadido una lupa que ha puesto al crack portugués más que nunca en el escaparate.

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