El espectáculo no es edificante. Villar, su hijo Gorka y su espíritu no muy santo, Padrón, están en la cárcel, pero la Federación no va camino de depurarse.
PorAlfredo Relaño
La detención de Villar y de algunos de sus adláteres, uno de ellos de su propia sangre, ha dejado a la Federación como un hormiguero incendiado.
PorAlfredo Relaño