A menudo se oye mal pronunciado el nombre de la ciudad estadounidense donde se pretende jugar el Girona-Barça.
En este caso un mismo verbo sirve para reflejar dos acciones muy distintas. Se puede botar una falta y también un barco.
El léxico del fútbol ha dado un nuevo sentido a la palabra. La expresión se refiere al portero; el resto de los jugadores sufren un caño o un túnel.
Los periodistas han ido cuidando el léxico de la violencia en los últimos años. “Revancha” o “desquite” son preferibles frente a “venganza”.
Esta expresión empezó a usarse en los años cuarenta del siglo XX. Es perfectamente correcta, pero el Diccionario de la Academia no la recoge.
La pronunciación más aproximada de “Germain” no es la que suelen usar los periodistas. Lo curioso es que en la mayoría de los casos se dice bien “San” (por Saint)
Los franceses se salieron por la tangente para denominarlo “juego decisivo”. Lo que no procede es llamarlo “muerte súbita”, porque se puede perder y continuar jugando.
El circuito de Indianápolis consta de cuatro rectas y cuatro curvas. El término ‘oval’ procede del latín ‘ovum’ (huevo) y evoca esa forma.
El fútbol italiano no tiene nada que ver con ese elemento químico tan valioso. Ese nombre entronca con el juego primitivo que se disputaba en Florencia.