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Venganza, humillación, letal…

El lenguaje bélico ha acompañado siempre al fútbol: “tiro”, “disparo”, “cañonazo”, “obús”, “defensa”, “ataque”, “retaguardia”, “ariete”, “bombear”, “asedio”, “incursión”, “ha fusilado al portero”… Y a ello se le añaden expresiones de cierta violencia: “Salimos a morir”, “venderemos cara nuestra piel”, “este rival te puede matar en una jugada”…

Los periodistas han ido cuidando ese léxico en los últimos años, sobre todo en este segundo apartado. Por ello me sorprendió una revista gratuita que circuló por el Bernabéu con motivo del Clásico. Se llama El balón in the game (con extraña mezcla de idiomas).

En la portada se leía “Messi-Suárez, conexión letal”. El editorial se titulaba “A vida o muerte”, y dentro aparecía una foto de Piqué, sonriente, a la que acompañaba a este encabezamiento: “Ansias de venganza”. Por si no se entendiera esta última idea, el epígrafe superior insistía: “Vendetta” (o sea, “venganza” en italiano, pero que en un contexto español se entiende como aquella que se deriva “de rencillas entre familias, clanes o grupos rivales”, según la Academia. No anda lejos, por tanto, el recuerdo de la Mafia y la Camorra). El texto añadía que en Barcelona no se olvidaba la “humillación” sufrida durante la Supercopa.

Unas páginas más adelante, aparecía una foto de Casemiro junto a este titular: “El arma anti-Messi”. Y a continuación, este otro: “El látigo de Asensio”.

Me sorprendió esa concentración de palabras agresivas: letal, venganza, vendetta, arma, humillación, a vida o muerte, látigo.

La “venganza” es una “satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos”, y eso puede englobar acciones inocuas y leves lo mismo que hechos violentos y delictivos. Sin embargo, asociamos a menudo las venganzas con los ajustes de cuentas (“acto de tomarse la justicia por su mano o vengarse”); y por eso habrían sonado más suaves vocablos como “revancha” o “desquite”, que equivalen a “reintegrarse de lo perdido, restaurar una pérdida, particularmente en el juego”.

“Letal” significa “mortífero”. Y “humillar” es “abatir el orgullo y altivez” de una persona, o “herir el amor propio o la dignidad de alguien”.

“A vida o muerte” suena a metáfora excesiva también; “arma” remite a una pistola, y “látigo” sólo se entiende como instrumento para dañar a una persona o a un animal.

Todos queremos erradicar la violencia del fútbol, y quizás ayude a eso meditar un poco sobre el ambiente psicológico que crean algunos términos.