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LUTO

Freddy Rincón, el Coloso de la gente

La velación es un momento íntimo, pero su familia quiso que también fuera para sus seguidores. Más de 60 personas pudieron darle su adiós en Cali. Este sábado serán miles...

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Freddy Rincón, el Coloso de la gente
Diario AS

“No vivas para que tu presencia se note, sino para que tu ausencia se sienta”, la frase de Bob Marley que eligió Freddy Eusebio hace unos años y que hoy más que nunca cobra sentido. Su cuerpo llegó a Cali de Buenaventura sobre las 11 de la mañana a la funeraria Los Olivos, a casi 4 km del Pascual Guerrero, cancha en la que se hizo eterno y donde este sábado será homenajeado antes de su última despedida.

Después de la despedida tradicional que le dieron las cantaoras en su tierra natal, Freddy Eusebio Rincón Valencia llegó a la capital del Valle del Cauca para continuar su camino a la eternidad. Después de las 3 de la tarde la cantidad de gente que se acercó a la funeraria pasó de 30 a más de 70.

Al son de Tito Rojas... “Nos volveremos a ver”

Mientras afuera sus seguidores esperaban la oportunidad de despedirlo, poco a poco también iban llegando sus amigos del fútbol y la música. Al Coloso siempre le gustó la pelota, pero también tenía una debilidad por la salsa que contagiaba. Tito Rojas, su artista favorito, “me hacía gastar mucha plata”, le decía Freddy a Harold Lozano cuando salían de rumba.

El ambiente en la funeraria era cambiante, como los ritmos de una de las canciones que también sonará bastante cada vez que lo quieran recordar... “Amigo, nos volveremos a ver en el paraíso”. Porque siempre quiso que lo recordaran con alegría, así se lo hizo saber a sus amigos de Selección.

Despedirlo, un viaje al pasado con impotencia

Sobre las 4 de la tarde la familia decidió que los seguidores entraran en grupos para verlo, una larga fila en la que unos cuantos pudieron aprovechar la oportunidad para verlo por última vez. Una sala con sus amigos y familiares cerca de su féretro.

En silencio y con miles de recuerdos me acerqué, la cabeza colapsaba mientras lo contemplaba. Se perdió por un momento la noción del tiempo, era su rostro en paz con un traje de color negro y la sensación de querer ver su sonrisa, pues aunque en televisión se veía muy serio, la realidad era que su alegría fue una de las cosas que lo convirtió en inolvidable.

Fueron tal vez 3 minutos en los que la energía se hizo sentir por dentro, una disputa entre la nostalgia y la alegría que se condensó en un par de lágrimas que no tenía sentido contener.Imposible no llorar si tantas veces estuviste en nuestra casa”.

Un viaje al pasado con el recuerdo de cada zancada que daba en la cancha. Un “bucanero” fiel a su corte, como alguna vez definió el escritor mexicano Juan Villoro a aquella “Selección de mosqueteros y piratas” en la que “la dignidad rebelde del alarde sin premio” los convirtió en inmortales.

Freddy, nuestro rebelde del fútbol

Las casualidades muchas veces tienen que ver con el destino y Freddy estaba listo para ser un rebelde, uno de esos jugadores que poco se ven ahora. Su carácter y entrega en la cancha fue casi un espejo de lo que hizo el histórico Sócrates en Corinthians, ambos con la ‘8′ en la espalda y una personalidad que los llevó a ser ídolos del Timao.

Su vida en la grama fue el mejor argumento para luego poder cuestionar a quienes han vestido la camiseta de la Selección y que quizá para él no tenían la misma pertenencia, como publicó ‘La Gazzetta dello Sport’, Rincón fue un jugador con instinto que él mismo se encontró en la cancha, algo de lo que hoy muchos carecen.

“Hoy lo habrían llamado centrocampista ‘box to box’. Prefirió encontrar la posición él mismo en el césped, con ese instinto de quien creció en la calle y sabe reconocer los cambios de humor en cada partido”.

Este sábado en el Pascual Guerrero será el momento para darle la última despedida (desde las 10 a.m.) y el domingo en el clásico un homenaje más se realizará para el Coloso de la gente, alguien que quizá no alcanzó a ver todo el cariño y respeto que se ganó. Ahora comparte el “cielo de tambores” junto a los cracks que como él dejaron un legado con la pelota. ¡Gracias Freddy!