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Ser el mejor (grandes Cabal y Farah)

Después del Mundial de Sudáfrica, Oscar Washington Tabárez puso en palabras, como solo él lo sabe hacer, eso que es tan difícil de entender: se compite para ganar, pero también hay honor en la derrota. "El camino es la recompensa", dijo. Nada más cierto. En el deporte, en la vida. Pero pasa también que hay momentos en los que el trabajo se celebra con un trofeo. Con los brazos al cielo se festeja ser el mejor... los mejores.

Robert Farah y Juan Sebastián Cabal lo consiguieron en la Catedral del tenis. Wimbledon. Después de 5 horas y 1 minuto vencieron a los indomables Nicolas Mahut y Roger Vasselin. En las tribunas estuvo la alta realeza de Inglaterra: Kate Middleton, Martina Navratilova, Conchita Martínez... fueron testigos de cómo dos colombianos hacían historia y se convertían en los número 1 del ranking ATP.

El tenis de dobles es menospreciado por algunos. Para evitar debates eternos, la idea es la siguiente: Farah y Cabal son los mejores del mundo en lo que hacen. ¿Qué tan difícil es lograrlo? Mucho. Fue un partido parejo. Emocionante. El último game del primer set se vio interrumpido por un pelotazo en la cara a Mahut que desconcentró más a los colombianos. Doble tie break con ganadores diferentes. El segundo set fue para los colombianos.

"Mano y corazón, pulso y coraje", dijo Javier Frana en la transmisión. Farah y Cabal levantaron el tercer game del tercer set que se complicaba y llegaron hasta el tie break fuertes. Otro set colombiano. 2-1. En el cuarto los nervios y la concentración, a prueba. Quiebre para los franceses que los colombianos recuperaron en el siguiente game. Saber sufrir, levantar la cabeza, seguir peleando. Así hasta quedarse con el partido. 6-7,7-6, 7-6, 6-7, 6-3.

Hay honor en la derrota y los campeones no se discuten. A Juan Sebastián y a Robert hay que reconocerles -además- haber juntado al país en torno a un deporte que históricamente no ha sido nuestro. El corazón latió más rápido, hubo plegarias, promesas, puños apretados. Como recompensa al trabajo de tantos años hoy se convierten en ejemplo para muchos niños que soñarán con Wimbledon o con lo que quieran... con ser los mejores.