Colorado, de ser “el último” en Cortuluá, a valorado en el Cali
El mediocampista ha jugado en los seis partidos del Cali en la Liga, pese a que con los tulueños, “era el último después del último”.
“No me asustan los misiles ni las balas; tanta guerra me dio alas de metal. Vuelo libre, sobrevuelo las granadas; por el suelo no me arrastro nunca más”. La canción supone la fuerza y motivación del mediocampista del Deportivo Cali Andrés Colorado, antes de cada partido. Se llama ‘Creo en mí’ y la interpreta Natalia Jiménez. “La escucho cinco o seis veces en el bus camino al estadio. Hace que me concentre en el partido”, comentó a AS Colombia el vallecaucano, quien ha jugado en los seis compromisos que han disputado los verdiblancos en la Liga.
Andrés Felipe Colorado Sánchez (1 de diciembre de 1998) calza 11, mide 1,88 y pesa 79 kilogramos; nació en Guacarí, “pero me registraron en El Cerrito”, cuenta. Le dicen ‘Colo’ y aunque pareciera que tímidamente se está ganando las simpatías de sus compañeros y el respeto de los rivales, comenta que, “me gusta hablar bastante, estar apoyando a mis compañeros para que siempre estemos tranquilos. Me gusta ser un líder dentro de la cancha”.
El liderazgo reconoce que lo forjó en los momentos de desconsuelo, cuando se sintió inutilizado, en la temporada anterior con el Cortuluá, tras su promoción al primer equipo, luego de dos años en las categorías menores del equipo del ‘Corazón’ del Valle del Cauca.
“Me sirvió mucho el año pasado haber compartido con jugadores experimentados en mi posición, como Jhonny Ramírez, John Geiler Mosquera, Carlos Castillo, Juan David Campo y Jaime Córdoba. Aunque yo era el quinto suplente, era el último después del último, ellos me ayudaron a conocer más de la posición, a ser fuerte y a dejar la timidez.
Fueron momentos muy fuertes en los que tuve que buscar refugio en mi familia, quienes me dijeron que no abandonara la causa, porque el ‘profe’ (Álvaro Hernández) me ponía en cualquier otra posición menos en la de volante de marca, entonces, se me hacía mucho más difícil. Jugué de defensa central, de lateral por ambos costados y hasta de volante por fuera”.
La causa para los Colorado Sánchez la emprendió el hermano mayor. Se llama Jamison Colorado y hoy tiene 24 años. Alcanzó a tener un corto periodo en las divisiones menores del América. Jugaba como extremo zurdo, “jugaba demasiado, y creo que hubiera llegado lejos”, destaca ‘Colo’, al tiempo que interpreta como la voluntad de Dios el infortunio que marginó a su hermano de las canchas. “lo operaron de la vista porque sufría de miopía y tenía el riesgo de que un golpe en la cabeza le desprendiera las córneas”.
Las destacadas presentaciones de Andrés Felipe con el Deportivo Cali, logradas quizás de forma prematura, han servido de alivio para el golpe emocional que le generó a su hermano mayor no haber podido escalar hasta la profesional, y al tiempo, son el espejo del menor, Jean Carlos -juega en las divisiones menores del Cortuluá.
‘Colo’, además de su agilidad para anticipar a los rivales y auxiliar a sus compañeros, también tiene técnica y desdobles; el guacariceño integró las distinciones en el histórico gol que anotó Féiver Mercado frente al Tolima -antes de los 10 segundos- toda vez que fue el que lanzó el ataque directo que tras un rebote fue finalizado por el atacante galapero.
“Todo se debe a la persistencia; lo que estoy viviendo no se da de la noche a la mañana, es fruto del trabajo desde las divisiones menores con el ‘profe Calonge”, destaca y amplía sobre su actual momento: “Me siento satisfecho por haber llegado al equipo del que siempre he sido hincha y en el que anhelé jugar. El ‘profe’ Pusineri me conocía de la B y me trajeron porque necesitaban un reemplazante para Kevin Balanta. Hoy siento que la camisa del Cali es de mucho peso, mucha historia y detrás de ella hay un gran club y una hinchada que está apoyando”.
El domingo, cuando los ‘azucareros’ estén camino al Atanasio Girardot para enfrentar al Independiente Medellín, por la fecha 6 de la Liga, Colorado seguramente volverá a repetir la canción que lo hace actuar con rebeldía, y se volverá a calzar los mismos guayos que ha repetido en los partidos en la profesional durante cerca de un año. “Son unos Nike Mercurial, negros con naranja.
Creo que me han traído buena suerte Se los compré en Cortuluá a John Mosquera, en $350.000. Él los llevó al entreno y no le quedaron buenos”, cerró el ya destacado mediocampista de marca del Deportivo Cali.