Huila campeón y una deuda con el fútbol femenino
El fútbol es un negocio como casi todo. Lo tenemos claro. Y ese es el principal argumento con el que algunos dirigentes del fútbol colombiano quieren justificar el freno a la evolución de la liga femenina -en su versión original- para que sea un torneo en el que participen los equipos con compromisos internacionales -porque la Conmebol así lo obliga- y los que se animen. Un artificio para eludir la verdadera responsabilidad con el desarrollo del fútbol femenino. Un retroceso en tiempos en los que la voz de las mujeres suena con más fuerza.
Huila es el campeón de la edición 2018 de la Copa Libertadores Femenina. Un triunfo histórico para el deporte colombiano y prueba del trabajo de muchas mujeres que decidieron dedicarle su vida al fútbol. También, es premio para un club que se atrevió a apostarle a un proyecto que podía ser exitoso o no. Este título demuestra potencial, pero no puede confundir. El fútbol femenino merece y requiere apoyo más allá de los resultados. Tiene que ver con lo que es justo, con intentar emparejar de a poco la inequidad histórica.
¿Por qué desconocer una de las principales apuestas a futuro del deporte? El pasado 9 de octubre, la Fifa presentó su primera estrategia global para el fútbol femenino. Un proyecto sustentado en tres objetivos principales: aumentar la participación (proyectan llegar a 60 millones de jugadoras en 2026); potenciar el valor comercial (determinar nuevas fuentes de ingresos y optimizar las existentes); y construir los cimientos de un ecosistema propicio que garantice su evolución. La Fifa confía en que para 2022 esa estrategia sea replicada por el 100% de las federaciones miembro. ¿Y entonces?
Además de planes, el Consejo de la Fifa aprobó una contribución financiera de 50 millones de dólares para las 24 selecciones que participarán en la Copa Mundo 2019 que tendrá lugar en Francia. Esto supone garantizar la preparación adecuada de los equipos participantes y entregarle beneficios económicos a los clubes que tengan jugadoras en competencia. Sería un error e incluso ingenuo comparar -en este momento- las cifras con las de el fútbol masculino, lo relevante es que una organización como la Fifa no se aventuraría a un proyecto de este tipo sin un negocio en la mira.
A pura lucha las jugadoras colombianas se han ganado un espacio en los medios. Aún estamos en deuda los periodistas, los hinchas, los sponsors. Cuesta pensar que ninguna empresa esté interesada en vincular su marca al fútbol femenino, en patrocinar su desarrollo. Huila dio argumentos contundentes en momentos en los que en la Dimayor decide sobre el futuro de decenas de jugadoras, de sus familias... ojalá esté a la altura de las circunstancias.