Herner: "En América se está pagando la falta de comunión"
El argentino hizo un recuento de sus alegrías y tristezas con los Escarlatas. ‘Pecoso’ Castro desea que continúe, pero, “no me han hecho ninguna propuesta”, dijo a AS.
¡No le pidan fantasía! Diego Armando Herner (31 de julio de 1983) demuestra su utilidad tras cada duelo aéreo, en las voces de aliento hacia sus compañeros, en el liderazgo inherente a portar la cinta de capitán. Su innegociable transpiración y las tantas veces que arriesgó su salud en la búsqueda de la gloria del América, le granjearon el respeto de los aficionados. Hoy, luego de más de dos años de recordadas gestas y de la lastrada presente temporada, el argentino parece estar viviendo sus últimos días en Cascajal.
De aquel 27 de noviembre de 2016, cuando los Rojos lograron el ascenso luego de sufrir cinco años en la B, se recuerda con especial simpatía, la espesa barba que mantuvo Herner como cábala, la tribuna sur sin público; el golazo del ‘Tecla’ Farías con el que se adelantaron en el marcador, el infortunado autogol de Jonni Mosquera, el estrépito por el penal que convirtió Martínez Borja, el júbilo por el gran objetivo. “Recuerdo que estábamos convencidos que íbamos a lograr el objetivo, desde que empezaron los Cuadrangulares”, rememoró el zaguero.
Y tras el regreso a Primera, hubo otros momentos de alegría, el último fue en el Finalización de 2017, cuando los Rojos eliminaron al favorito Junior en los Cuartos de final, pero cayeron frente a Millonarios en la fase siguiente. “La serie la perdimos en el Pascual. Yo no jugué ese primer partido, porque sentí las secuelas de una lesión que sufrí en la búsqueda del ascenso. Sí estuve en el juego de vuelta, pese a que no tenía el alta médica”, apuntó Herner, y precisó: “más allá de esa semifinal, lo que más costó fue mantener la categoría, casi descendemos en la última fecha. Costó muchísimo más que ascender”.
¿Cuántas veces jugó al límite tras sus lesiones?
“Me tocó jugar infiltrado muchísimas veces, desde que estuvimos en la B. Decidí arriesgar todo y eso tiene consecuencias posteriores. Una vez sufrí una distención de ligamento y me tocó jugar con la rodilla inestable. En esa Semifinal contra Millonarios, también estaba muy lastimado y decidí exponerme, por ‘Polilla’, por la institución. Ese año, sufrí una lesión en el dedo de un pie, y me costó mucho. Después de los partidos no podía caminar. Me tocó jugar siete partidos seguidos infiltrado, pero valió la pena el esfuerzo”.
¿Por qué el estruendoso fracaso en el primer semestre del año?
“Fue muy difícil. Nosotros nos habíamos ilusionado muchísimo, porque estábamos en armonía, iniciamos bien el año, ganamos en la Sudamericana en Argentina frente a Defensa y Justicia. Y después entramos en una crisis de resultados; se puso en riesgo la vida de compañeros… sin embargo, la gente que cantaba en contra del equipo no representa los 8 millones de hinchas. Después, el 98 por ciento de las cosas que se dijeron no fueron ciertas, y ya la gente no quería ir con sus familias a la cancha ni llevar los niños”.
¿Fue honesto ese grupo con ‘Polilla’ Da Silva?
“Honesto sí, pero luego no conseguimos los resultados. No estoy dentro de las mentes de mis compañeros, hablo por lo que vi en los entrenamientos y lo que sentía el grupo cuando se perdía. Eso habla de que había honestidad. Luego, la gente que piensa que el grupo se ‘paró’, no conoce cómo es el fútbol. Cada uno deja entrar en su mente lo que quiere, quizás peco de inocente, pero no pienso que el grupo se haya parado, porque no soy así, no siento eso y el dolor que sintió el grupo cuando la gente del ‘Polilla’ se despedía, en Colombia no había visto que se lo manifestaran a otro técnico”.
¿Ese grupo no supo reaccionar tras la adversidad?
“Estamos de acuerdo, no estuvimos preparados para la crisis, y en la parte institucional tampoco se blindó el club. Empezaron a salir cosas que siempre deben quedar en los camerinos y que no le suman a nadie. Esa falta de comunión entre la dirigencia, el hincha, el plantel, hasta el día de hoy se están pagando. Las cosas se salieron de control en todos los aspectos… nosotros con los resultados, la dirigencia con no blindar el plantel y la prensa exagerando cosas. Creo que entre todos tenemos que cuidar a América, porque la historia amerita que el club esté en los primeros lugares”.
¿Cómo fue su relación con ‘Polilla’?
“Con todo el cuerpo técnico mantengo una muy buena relación. Yo pienso de la manera que piensan ellos, entonces, me sentía muy identificado, y cuando se fueron, fue la vez que más golpeado me sentí. En ese semestre, estaba tocado emocionalmente, porque no podía aportar dentro de la cancha, solo pude jugar los últimos dos partidos. Me fui a vacaciones triste, muy dolido, pensando que había terminado mi ciclo en América; luego, arreglé mi continuidad”.
¿Y cómo se siente ahora porque no se ha definido su continuidad en el equipo?
“Bien, muy tranquilo con mi trabajo. El cuerpo técnico me dijo que me quería y los directivos quedaron de pasarme una propuesta, pero no lo han hecho. Si me toca irme, me voy a llevar los momentos lindos. Los dos primeros dos años en América fueron increíbles, soñados… logramos el ascenso, mantuvimos la categoría, clasificamos a la Copa Sudamericana. Siento que no le debo nada al América ni que América me debe nada, estamos en paz. Seré un agradecido para toda la vida”.
¿Cuál es su deseo?
“Me voy a radicar en Cali, porque me encanta la cultura, la gente y mi familia está feliz de vivir acá, entonces, quedarme en América es lo ideal. Sin embargo, entiendo cómo son los negocios, y acá no me han hecho ninguna propuesta. Hasta el último día que esté en América, estaré a disposición, y si de pronto, no renuevo, me iré tranquilo. Desde hace mucho tiempo me puse como objetivo completar 20 años de carrera profesional y me faltan 3. No tengo lesiones graves ni impedimentos para entrenar”.