En Montilivi tiramos la última Liga
La derrota del Madrid en Girona hace diez meses no se olvida fácilmente. Los gerundenses nos dieron un repaso. En actitud, intensidad, juego colectivo, verticalidad y pegada. Bajo el sol otoñal de Montilivi, los pupilos de Zidane perdieron... ¡139 balones! Sólo entre Casemiro, Kroos y Modric, la columna vertebral de la medular, perdieron 40. En el capítulo de faltas también quedó reflejada la parsimonia con la que se tomaron la cita los pupilos de Zidane. Nada menos que 21 hizo el equipo de Machín, por sólo 11 del Madrid. Cierto que el gol del 2-1 se podía haber anulado por fuera de juego de Portu, pero la imagen fue tan triste que al madridismo le dio vergüenza quejarse siquiera. Era la décima jornada y allí empezamos a asumir que esa Liga iba a perderse antes de los turrones. Un Waterloo en toda regla...
Casemiro, siempre honesto y sincero, dio la cara tras la debacle y puso el dedo en la llaga: “Hay que jugar mejor y trabajar más”. Palabras de nuestro jugador talismán, el hombre que cuenta sus temporadas en el Bernabéu por Champions (la que ganó el Barça en 2015 le cogió a él cedido en el Oporto... de Lopetegui). Lo bueno de regresar a Montilivi es que estamos avisados. El cartero siempre llama dos veces, pero si te llamas Real Madrid estás obligado a impedirlo. Me gusta la preparación psicológica de Lopetegui porque se ha tomado la lucha por el campeonato de Liga como una cuestión vital. Sin Liga, no hay proyecto. Y así debe ser. Si el Madrid logra vencer esta noche en Girona y lo hace con autoridad, quizás desterraremos la obsesiva pregunta que nos atormenta: “¿Vamos a fichar a alguien?”.