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El técnico idóneo para el español...

Luis García Montero miente descaradamente a Marco Ruiz, pero lo hace como mentimos los aficionados, para que la realidad no nos dé vergüenza. En As lo disimulo, pero yo soy un forofo azulgrana. Quiero que mi equipo gane, como dice Tomás Roncero hablando de su propia pasión blanca, hasta en los entrenamientos. García Montero lo disimula en la grada, para que sus alumnos no lo avergüencen, pero él es un forofo del Real Madrid.

Y como nos ocurre a todos aquellos forofos a los que alguien llega a preguntarnos si preferimos a mamá o a papá, él se siente obligado a decir que también es del Granada, del mismo modo que yo insisto en que amo por encima de todas las cosas a los dos equipos de mi tierra. No es verdad, mi conciencia lo dice, y estoy seguro de que la conciencia de Luis García Montero, situada a la izquierda de su mente madridista, es rabiosamente blanca.

Él tiene aún otra dicotomía salvaje, que no le cuesta el matrimonio porque en la pareja Almudena Grandes-Luis García Montero funciona una línea roja: los derbis. Ella es del Aleti, él es, ya se sabe, más blanco que la palidez de los poetas románticos. Cuando se enfrentan los dos rivales ellos se hacen los desentendidos, cada uno va por su lado, y cuando se encuentran cada uno comprende al otro, se mostrará compungido o alegre, pero se pasarán unos días disimulando.