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Cristiano a la Juve, Francia a la final

Devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo demás. Lo mío te lo envío cualquier tarde, no quiero que me veas nunca más... Eso me deja el intercambio epistolar entre el Madrid y Cristiano, definitivamente traspasado a la Juve por una cantidad que suena irrelevante en este tiempo en el que hay más dinero en circulación que futbolistas excepcionales, pero que ha servido a todas las partes. El Madrid puede decir que coge más de lo que pagó, y ha disfrutado de los mejores años del jugador. La Juve compra un 'crack' a precio de ganga. El 'crack' puede cobrar lo que va a cobrar gracias a que la Juve no ha tenido que derrengarse en el traspaso.

Florentino y Cristiano ya no se aguantaban, no es un secreto, así que cada uno por su lado. Queda ese intercambio epistolar, que no responde al deseo de Florentino de hacer pasar a Cristiano por la horca caudina de un acto público en el que explicara su salida. No lo ha habido. Sólo un intercambio de comunicados con tal cruce de elogios que se entiende mal el divorcio. Lo supongo negociadísimo, hasta la 'P' mayúscula de Presidente, palabra deslizada en el aluvión que incluye club (en minúscula), directivos, compañeros, técnicos, fisios y trabajadores. También el Madrid se esmera en los elogios. Hasta le mete un gol de clavo.

Bueno, pues Cristiano ya es de la Juve y desde hoy la primera obligación de Lopetegui es buscar los cincuenta goles que se han ido. Tendremos agitación este verano. Mientras, el Mundial entra de lleno en su desenlace, una vez superados los tramos de que les hablé, la presentación y el nudo. Francia se deshizo de Bélgica en un partido apretado, resuelto por un cabezazo de Umtiti a la salida de un córner con rebote, me pareció, en Fellaini. Fue un partido sin concesiones, con buen manejo, aunque infructuoso, de Hazard, la serenidad creciente de Griezmann, alguna carrera de Mbappé y unas cuantas buenas paradas. Me supo a poco.