Julen, un técnico idóneo para el Real Madrid
Saltó la bomba que llevamos todos esperando desde que el 31 de mayo nos dejase Zidane desolados con su renuncia a seguir en el banquillo del Madrid los dos años que le restaban de contrato. Julen Lopetegui es el elegido. Habemus míster. Un respiro para los madridistas, que empezaban a estar desesperados con el paso de los días sin tener noticias sobre un puesto tan trascendente para el futuro del vigente campeón de Europa. Sin Jefe de Obra no se puede ir por la vida. Se podrá discutir la idoneidad del momento elegido para anunciarlo, dado que al estar el Mundial a la vuelta de la esquina lo más normal habría sido comunicarlo nada más acabar la cita de Rusia. Pero si me centro en la decisión pura y dura, sólo puedo felicitar al club.
Me gusta Lopetegui por todo. Por concepto, por metodología, por personalidad, por liderazgo de grupos, por capacidad de trabajo, por su ascendencia sobre los pesos pesados del vestuario, por su capacidad para leer los partidos antes de dibujarlos en la pizarra, por su capacidad persuasiva para tener a los jugadores comprometidos, su inteligencia emocional para que el vestuario le vea como un compañero y no como un capataz, su visión creativa del fútbol, su madridismo de cantera, su empatía con los cracks (Sergio Ramos, Carvajal, Isco o el propio Cristiano lo estarán celebrando a estar horas desde Rusia), su identificación con la filosofía del Madrid que conoce al dedillo…
Lotepegui no llega como parche para tapar la alargada sombra de Zidane. Sabe que ya no superarle, sino empatarle, es casi una quimera. Julen es un técnico con muchos elementos a su favor. Sabe el terreno que pisa y no se va a asustar porque conoce cada rincón de esa casa. El reto de España le motiva y mucho. Pero entrenar al Madrid algún día era algo que también le tenía ilusionado y es normal que haya aceptado semejante reto. Julen, sólo puedo desearte suerte desde esta modesta tribuna. Te mereces una oportunidad de este calibre. Eso sí, primero gana el Mundial con España y tráete para acá la copa. Sería tu mejor carta de presentación para tu estreno en el santuario del Bernabéu. Bienvenido a tu casa, míster.