¿Cómo hizo para no llorar cuando la hinchada se le volteó? “Pasé por tantas cosas en la vida durante la infancia, y en esos momentos tan difíciles en el América, le daba gracias a Dios, porque miraba tanta gente sufriendo en Venezuela y en nuestro país. Pero hay gente que hace cosas malas y la gente no reacciona con tanto odio. Dios me decía, ¿‘por qué te quejas’? Allí es cuando miras que tienes muchos amigos y de ponto, todos se te alejan. Durante esos días, traté de mantener a mis hijas alejadas del tema. No las llevábamos al estadio ni se hablaba de la situación. Con los ‘viejos’ fue más complicado, porque ellos están en el Chocó y mantenían muy asustados. Sin embargo, desde que uno esté con Dios, nada le pasa. Agradezco a la Policía, que estuvo cuidándonos, en especial al Intendente Valencia. Fue un momento muy difícil”.
Su infancia: “Nosotros somos seis hermanos. A veces no íbamos a la escuela, no teníamos para el recreo y tocaba trabajar. Sacaba arena y trabajé construcción. No me ganaba nada, le ayudaba a mi papá. Cuando le ayudaba a algún señor, lo hacía por lo que me quisieran dar. Es muy duro sacar arena del agua. Mi papá, mi mamá y mis hermanos, toda la vida lo hicieron. Son vivencias que ayudan a darle valor a la vida. Eso se los cuento a mis hijas, porque hay muchos niños que sufren en el Chocó. Había pobreza, pero era feliz, porque no estaba en el mundo de la fama, pero sí tenía verdaderos amigos, verdaderos amores. Lo que me ha pasado en América, sirve para crecer. No hay que maltratar a nadie, porque esos que gritan ahora, en el futuro, pueden tener a un hijo jugando al fútbol y no van a querer que la pasen mal”.
La entrevista que lo marcó: “Solo dije que no me sentía a gusto, porque cada vez que terminaba una temporada, se decía, ‘vamos a vender a Borja’, cuando yo estaba a gusto en el equipo. En lugar de decir, ‘vamos a armar un proyecto para que el equipo salga campeón’, algo que siempre ha sido mi sueño. Desde ese momento se empezó a hablar de dinero, cuando en ningún momento toqué ese tema. Luego, hubo cosas que solo sabía el señor Tulio Gómez, pero luego, el periodista Óscar Rentería empezó a hablar de mi vida personal y de mi familia, cuando la realidad es que América no me paga el lugar donde vivo, ni el colegio de mis hijas. En América no saben dónde yo vivo. Dicen que me dieron un carro, cuando no lo hicieron. Al señor Rentería no lo conozco, nunca fue a la sede, y habló una cantidad de cosas, con odio, sin saberlas. Ese odio se lo transmitió a la gente. Así no se trata a un ser humano”.
La desinformación: “Se comenzó a especular que yo no era amigo de Carmelo Valencia y que estaba celoso, cuando en realidad, somos buenos amigos. Cuando las cosas han estado mal en América, siempre jugué, hasta lesionado. Si yo fuera el que dañara los grupos, los técnicos que llegaron, me hubieran sacado. Lo que pasa es que a mí no me gusta hablar, solo hago mi trabajo. Yo era el referente del equipo y pensaban que yo era el que hablaba y todo el mundo se me vino en contra, entonces, los compañeros se sentían tristes, porque decían, ‘si te tratan a vos así, qué podemos esperar nosotros’”.
Sus noches en vela: “Hubo varias noches en las que no pude dormir, y cuando me estaba agarrando el sueño, me tocaba levantarme para ir a entrenar. Mantenía pidiéndole a Dios que me diera tranquilidad. Uno nunca se debe alejar de Dios, porque él es el único que en todos los momentos está con uno. En esos momentos es donde uno se da cuenta qué tan fuerte es. Nunca pensé en tirar la toalla . Yo le decía a Dios, ‘no he hecho nada malo para irme así’. Y si me toca irme del América hoy, no me iría contento, porque yo he hecho méritos para estar acá y el sueño mío es ser campeón de la Liga y goleador del campeonato, porque lo he luchado, no fue que me lo gané en una rifa”.
Tulio Gómez: “Debe haber personas que le diga que sea prudente, o debe hablar las cosas con los jugadores. Cuando uno tiene un presidente, es como si fuera el padre de todos, la cabeza, y tiene que hablarle al grupo lo que desea. Él no es una mala persona y no la está pasando bien, pero esto es de todos. Él vino aquí, creó una ilusión y se logró el ascenso del equipo. Eso hay que valorárselo”.
La sindicación de mercenarios: “Eso es lo que da tristeza. La mayoría de los jugadores que tiene el América son prestados y vinieron de clubes donde estaban acostumbrados a ganar sueldos elevados, y vinieron porque tenían una ilusión, por el deseo de jugar en América, no por plata. América es el único equipo en el que se habla de plata, cuando deben entender que América genera noticias por fuera del país , entonces, se debe crear una imagen bonita. Cuando nosotros eliminamos a Junior, a ellos no les dieron tanto palo, pese a tener una nómina muy cara, pero nadie habló de mercenarios. Con menos, hicimos más que muchos equipos, y ni así nos dieron el valor”.
¿El chisme acabó con la ilusión? “El chisme, y que la gente se dejó engañar, y ellos tienen que entender que son muy importantes y que pueden darle vuelta a todo, porque una cosa es jugar con tu hinchada y otra es tenerla en contra. Frente al Cali, toda la gente estuvo a favor y todo fue diferente. Siempre he sido una persona leal y procuro dejar una huella. Se habla de que hacía goles de penalti, pero, América descendió por un penalti, ascendió por un penalti y logró la permanencia en la A con un penalti”.
La agresiva hinchada: “En otras ciudades, cuando llegan los equipos visitantes, sienten la presión y los jugadores juveniles, entran nerviosos, pero aquí es todos contra América. Nosotros ya estábamos mentalizados que la hinchada nos iba a putear, pero hay formas de reclamarle a un grupo. El grupo que subió lo menospreciaron, cuando nosotros nos ganamos el derecho a estar en el América. Todos tenemos que unirnos, para lograr que este equipo regrese a donde debe estar; siendo campeones y logrando el sueño de ganar la Libertadores, pero para eso, primero hay que organizarse bien, como en los viejos tiempos. Al final del torneo pueden chiflar si las cosas no salen bien, pero no pueden mantener angustiados. Luego de lo que vivió el América, hay que entender que el que no jale para el mismo lado, tiene que hacerse a un lado, por el bien del club”.
La caída del equipo: “El equipo se cae cuando perdimos frente a Nacional, luego de haberle ganado a Defensa y Justicia, que nos pudo ganar. Faltó mentalidad, tranquilidad. El semestre de nosotros fue muy duro, con muchos partidos seguidos de visitantes, y no jugamos con tranquilidad, y los equipos se aprovechaban de eso. No jugamos en contra de nadie, porque sería contra nuestros intereses. Fue un momento muy difícil, cuando el equipo no reaccionaba, y eso pasa en la vida. Si el equipo gana, ganamos todos y perdemos todos”.
En esos momentos es cuando el DT absorbe la presión, ¿qué pasó con ‘el Polilla’? “Aquí fallamos todos. Aquí nadie se paró. Todos intentamos, y los técnicos se fueron por el trato de la gente. Se fueron porque no se estaban dando las cosas y pensaron que era lo mejor para el equipo. Aquí lo que importa es América, el resto somos pasajeros. Teníamos un grupo muy bueno, pero no salían las cosas. No hay que señalar a nadie”.
La solidaridad de árbitros y rivales: “Los rivales me decían que no era posible que yo estuviera pasando por esta situación, y me insistían, ‘dale que tú eres fuerte y te vas a levantar’. Todos se acercaban y me daban ánimo. Los árbitros también me lo decían. En uno de los partidos que me sacaron y todo el estadio comenzó a chiflarme, el árbitro se me acercó y me dice, ‘cómo le pagan a la persona que hizo un gol tan importante (el penalti con el que lograron el ascenso) y le cambió la historia al equipo’. Yo le respondí, ‘esto es el fútbol’. En Colombia todo mundo sabe qué tipo de persona soy, solo aquí en América es donde no dan el valor. En todos los equipos hay un jugador que me conoce y siempre se habla es de mi humildad”.
Los ex jugadores del América: “Hay muchos que salen a hablar de la plantilla, cuando ellos no fueron capaces de ganar la Copa Libertadores. Uno de niño los tenía como ídolos, y da tristeza ver que ellos hablan sin enterarse de las cosas. Uno quisiera que ellos les hablaran a los hinchas y les pidieran que apoyaran. Juzgar es fácil, pero nadie está libre de pecado. Y creo que hay muchas personas que si vivieran un momento tan difícil, no se levantarían”.
Los portugueses: “Uno solo es un empleado que recibe órdenes. Los portugueses vinieron y trabajaron muy bien. Son unas personas muy humildes, a las que también trataron muy mal. Nosotros algún día llegamos como desconocidos. Hay que dejarlos trabajar. No era fácil levantar a un equipo como estaba el América. El equipo creyó en el estilo de juego de ellos, comenzó a jugar diferente y yo pude volver a marcar goles (8 anotaciones en Liga y uno en Sudamericana). El equipo tiene ahora una identidad. Los jugadores juveniles, trabajaron bien. Ellos son el futuro del América, pero hay que saberlos llevar, para que el día de mañana no comentan los errores de los que hoy son ídolos”.
Su continuidad: “Tengo contrato con América hasta diciembre de 2019, pero todos sabemos que no la hemos pasado bien. Hay que hablar con el presidente, mirar qué es lo que él quiere”.