Después de más de cinco años de cubrir a la Selección Colombia, me animo a contar lo que hay de este lado de la historia. Lo que vive una periodista que va por el mundo tras el equipo de José. Un experimento.
Hago parte de una generación de periodistas formada bajo la premisa de que el protagonista es el que nos cuenta sus historias, el que está del otro lado del micrófono. Tal vez por esa razón tardé tanto en escribir sobre mis experiencias. Este es un experimento. Después de más de cinco años de acompañar a la Selección Colombia, quiero contarles sobre este lado del fútbol.
Siguiendo al equipo de José he conocido lugares como Buenos Aires, La Paz, San Juan, Manaos, Fortaleza, Río de Janeiro, Quito, Santiago, Viña del Mar y Temuco en Sudamérica, así como Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Houston, Miami o Phoenix en Estados Unidos. Después de pasar por Murcia, Getafe y Madrid vuelvo a Europa. París y Londres son los destinos para juntar más experiencia antes de la Copa Mundo de Rusia.
Viajo para sumar más horas de vuelo en este oficio, para ganar kilómetros, para aprender más del juego…
Bienvenidos.
Viajo con escalas el 18/03. Bogotá-Nueva York-París. Más de 17 horas entre aeropuertos y aviones. Qué sufrimiento, pensarán. Lo cierto es que es algo desgastante. Habrá que correr, buscar puertas de embarque y lidiar con la inmigración en USA. Me anticipo, seguramente todo saldrá bien.
Entretanto Pékerman empieza trabajos en Chantilly (una localidad ubicada 40 kilómetros al norte de París). Llamó 26 jugadores y ya cuenta con Abel Aguilar y Jefferson Lerma en concentración.
Ficha del viaje:
Bogotá – Nueva York: 8:48 a.m. (United Airlines)
Nueva York – París: 6:15 p.m. (United Airlines)
Escribo desde el avión (UA57) rumbo a París (internet de 4,99 USD la hora) porque el tiempo de la escala solo fue suficiente para hacer la eterna fila de inmigración y correr hasta la puerta de embarque (incluido un nuevo paso por seguridad). El gasto vale la pena para chequear el mail y las novedades de la Selección.
Mucho frío (3C con una sensación térmica de -5C) y una nevada ligera -que no cesa- han enmarcado los dos primeros días de trabajo en Francia. Pékerman ya cuenta con 14 jugadores en el hotel de concentración en Chantilly: Falcao García, Abel Aguilar, David Ospina, Jefferson Lerma, Carlos Sánchez, Víctor Cantillo, José Izquierdo, Frank Fabra, Dávinson Sánchez, Santiago Arias, Luis Fernando Muriel, Yerry Mina, Duván Zapata y Cristian Zapata.
El lunes se unirán James Rodríguez, Miguel Ángel Borja, Óscar Murillo, Mateus Uribe, Camilo Vargas y desde España: Bernardo Espinosa, Carlos Bacca y Johan Mojica. Espero reportarme nuevamente desde el campo de entrenamiento.
Seguimos...
El viento congela las manos. Hace mucho frío en París (-1°C con suerte). Gran parte del trabajo del día fue esperar a los jugadores en el aeropuerto para entrevistas. Hoy se sumaron Miguel Ángel Borja (“Tenemos con qué ganarle a Francia”, aseguró), Johan Mojica, Bernardo Espinosa (un señorazo), Mateus Uribe, Camilo Vargas, Óscar Murillo… Todos muy dispuestos a charlar, convencidos del potencial de esta Selección e ilusionados con el Mundial. ¿Y por qué no creer?
Después de varias horas en Charles de Gaulle (uno de los dos aeropuertos de París, el otro es Orly) salí a conocer la ciudad en la que nació y creció Mbappé: Bondy. Es el primer mundo, nada de pobreza extrema. Sin embargo, los suburbios del norte de París escenifican un tipo de desigualdad invisible. Una gran población inmigrante en constante búsqueda de identidad e integración. Ciudadanos con menos oportunidades que las de muchos otros franceses.
Ahí, en medio de la incertidumbre, aparece un nombre como símbolo de la victoria sobre el destino: Kilian Mbappé. No lo dicen los diarios o los noticieros. Visité la cancha en la que entrena el club “AS Bondy Football”. El origen. El lugar al que volvió con el trofeo de la Liga 1 al final de la pasada temporada. Su casa. En Bondy, Mbappé es Kilian y los niños sueñan ser como él. Youanes Zaggbayou, Rayan Mammar, Rayan Iharkane y Jawad Dairi (en las fotos), me lo confirmaron.
“Bondy ville des posibles” (Bondy la ciudad donde todo es posible) dice un enorme mural con la imagen de Mbappé. El poder del fútbol en donde más se necesita.
2:17 a.m. Afortunadamente siempre hay tiempo para escribir.
Hoy tuvimos el primer entrenamiento abierto a la prensa. La cita fue en el Stade Chantilly y logramos ver buena parte del trabajo táctico de la sesión. Hay que decir que el paisaje de la zona en la que está alojada la Selección parece sacado de un cuento de hadas. Praderas (por fin puedo usar esa palabra), árboles cercando la carretera y a la entrada de la ciudad… ¡Un castillo! (Hay foto).
Más de 40 kilómetros separan al equipo de la Torre Eiffel y del espíritu agitado de París. La Selección mantiene el sello Pékerman. El transporte siempre es un desafío en otros países (por costo o logística). De ida pagué un Uber (X) de 47 euros (“es mejor no multiplicar”) y de regreso (con todos los carros de los colegas llenos) un hincha se ofreció a acercarme. Lo mejor de los cubrimientos son las personas que entran en la historia con su generosidad.
Su nombre es Adair Lamprea, un colombiano que desde que descubrió que su hijo es autista ha intentado sensibilizar al resto del mundo sobre los retos que implica este trastorno para quienes lo padecen, por eso busca que personalidades se tomen una foto con un cartel en sus manos que dice: “Tous en bleu avec Hugo-Ernesto. Autisme, tous concernés”. “Todos en azul por Hugo Ernesto. El autismo nos concierne a todos”.
Uno de cada 160 niños tiene un trastorno del espectro autista (OMS, 2017) y Adair hoy consiguió que David Ospina, Cristian Zapata y Luisfer Muriel se unieran a su causa, de la misma forma que ya lo hicieron otros deportistas como Rafael Nadal, Novak Djokovic, Rigoberto Urán, Nairo Quintana, James Rodríguez y diferentes personalidades entre las que se cuenta el presidente de Francia. En este LINK pueden ver las fotos. Una prueba más de que la voluntad y el amor todo lo pueden.
Los periodistas siempre tendremos que agradecer a todos los que nos cuentan sus historias sin esperar nada a cambio y al destino por ponernos frente a ellos.
El mundo es la gente.
Pienso en la gente que deja sus países y llega a lugares tan ajenos que ni siquiera pueden comunicarse. La frase del titular, es obra del traductor de Google. No hablo francés. Hablo inglés y portugués. Desde que llegué a París todo en inglés, ni siquiera intento con el español. Estuve dos días hablando en inglés con la recepcionista española (aplausos). Todo bajo control hasta hoy que fue imposible emitir algún mensaje comprensible para el conductor de Uber. Imposible entender en dónde estaba parqueado, imposible explicarle que tenía prisa... pienso en lo difícil que es exponerse a hablar sin sentido.
Hoy también hay historia. El pasado lunes recibí un mensaje en Facebook, firmaba David Franco. En pocas palabras (porque era laaargo) me contaba que vive en París, que es muy hincha de la Selección y que quería conseguir autógrafos de los jugadores. Quería el nombre del hotel. Confieso que lo leí, pero no respondí. No puedo hacerme cargo de que un grupo de hinchas recorran medio Francia para llegar a un lugar en el que no son esperados. Por logística, seguridad y privacidad, los jugadores no pueden estar disponibles 24/7 para los hinchas (si quieren lo discutimos).
Anoche recibí otro mensaje de David. Mucho más extenso, acá se los dejo… Vale la pena.
Esta anécdota es única. No recomiendo hacerlo en sus casas. Au revoir!
4:52 a.m. (Zzz... No me hago cargo de lo que sigue).
Yo escribo y el de arriba me tira una soga. Historia de la vida real. Hoy (ayer) hubo (¿hay?) paro general de transporte en París, pedí un Uber, empezó el drama de explicar en dónde estoy, me subí al carro, dije que no hablo francés… Lounis (mi nuevo amigo personal), respondió que sabe inglés y mi vida es toda felicidad. Lounis es francés de familia argelina (como Zidane), tiene 28 años y de ahora en adelante me va a llevar a donde necesite. ¡Vamoooo!
Fue el día de las ruedas de prensa de Deschamps (le hace mucha gracia que le digan ‘profe’) y Pékerman previas al partido. El escenario, uno de los estadios más imponentes que he conocido, el Stade de France (Mi top 5: Allianz Arena, Santiago Bernabéu, La Bombonera, Wanda Metropolitano –aunque amaba el Calderón- y el Metlife en NY). Tiene la mística que le otorga la historia y las comodidades de la primera clase del fútbol mundial.
Uno que ya ve con naturalidad la carpa en el Murillo Toro y las sillas Rimax en Montería, se impresiona con la sala de prensa que es un gran auditorio y ese tipo de cosas que son naturales en este lado del mundo. Hace 20 años, el Equipe de France llegó a ese estadio para convertirse en leyenda. Zidane, Barthez, Blanc, Thuram, Djorkaeff, -el ahora DT- Deschamps y toda la banda del 98 levantó la Copa Mundo empujados por 58 millones de hinchas. Francia 3-0 Brasil.
Un millón y medio de fanáticos llegaron hasta Campos Elíseos para festejar el título. “Zidane presidente”, gritaba la gente haciendo eco al mensaje proyectado en el Arco del Triunfo. Cinco meses después nacería Kylian Mbappé, la promesa del fútbol francés. Este viernes 80.000 personas acompañarán a Les Bleus porque esta nueva generación ilusiona. Se nos viene un partidazo.
Me duermo. Un abrazo.
Ser feliz es darse cuenta, dicen. Le pido a la vida que me dé más noches como esta. La caminata hasta el estadio, los hinchas, las banderas, el himno. La adversidad. La remontada. Los goles de Muriel, Falcao y Quintero. El saludo a José. El apoyo de los colegas en la zona mixta. Lounis dejándome sana y salva en el hotel casi a las 2 de la mañana. ¿Cómo no agradecer?
No todas son buenas, también hay angustia. Sentí que no iba a lograr escribir la crónica del partido, que las manos se congelaban, que las palabras no correspondían a lo que estaba pasando. Lounis me cobró un dineral (lo vale). La vida. Not to high, not to low. Escribo desde el lobby del hotel. No hay huéspedes. Me acompañan Jordan (de Martinica), Tusher (de Bangladesh) y Jonathan (francés), empleados en el turno de la noche. Sonríen y eso es lo que importa (foto). También me hablan de Narcos.
Estaba pensando en estos días que un blog sin fotos de comida, no es blog. Entonces, les dejo mi merienda de madrugada. Va con vino porque es más barato que el agua (God bless France). La Selección va a hacer trabajos de recuperación a puerta cerrada este sábado, tal vez pueda ir a París (estoy a 20 km) a tomar fotos más glamurosas. David (el hincha con suerte) me recomendó ir a los sitios turísticos en scooter. Creo que es mucha adrenalina.
Revisaré mi itinerario para Londres… Seguimos en contacto.
Allez la Colombie!
Tras la victoria ante Francia, Pékerman dio el día libre y yo cómo buen soldado de esa causa, hice caso. Celulares, tarjeta de crédito (uno nunca sabe) y tomé el tren RER B rumbo a París, la Ciudad Luz (léase con ritmo, Cali Pachanguero). Viaje laaaargo. Después de un cambio de línea en Châtelet - Les Halles llegué a Charles de Gaulle – Étoile, la estación del ma-ra-vi-llo-so Arco del Triunfo en la Avenida Champs-Élysées. Mi amigo Sylvain Charley me esperaba en el restaurante Le Drugstore (very fancy).
Aquí va la historia (que no es de amor). A Sylvan lo conocí en Fortaleza, justo el día que Brasil eliminó a Colombia del Mundial. Él y sus compañeros de la emisora RTL vieron que yo tenía los ojos rojos (por un mugre), me hicieron charla y un par de días después nos encontramos en Sao Paulo. Le conté que no tenía entrada para la semifinal Holanda x Argentina. Estaba en lista de espera. Dos horas después nos vimos en la sala de prensa y me entregó una entrada para el partido. Bueno, sí puede ser una historia de amor.
¿Cómo no quererlo? Gracias a Sylvan vi desde la tribuna cómo Chiquito Romero hizo honor a las palabras de Mascherano y esa noche se convirtió en héroe. Pasaron tres años para volver a verlo. Vacaciones en París en diciembre de 2016. Cita en Campos Elíseos y cena en un restaurante italiano al que volvimos esta noche. Pizza y una copa de vino. Recuerdos del Mundial, charla de fútbol y de la vida, después de una caminata desde la Torre Eiffel hasta la Plaza de la Concordia. Lo más brutal de los cubrimientos es los lazos que se crean estando lejos de casa.
Sylvan me trajo de vuelta al hotel después escuchar mis quejas sobre el RER. Tomamos la autopista A1. Luces y música durante el camino. Les dejo la playlist del recorrido:
No lie (Sean Paul ft. Dua Lipa)
Les voyages en train (Grand Corps Malade)
Heaven’s gate (Burna Boy ft. Lilly Allen)
Mi gente (J Balvin)
Joga o Bum Bum (MC Fioti)
En un par de horas viajo a Londres (7:00 a.m.). Au revoir, París.
**Agradezco la colaboración del Traductor de Google en todos estos posteos**