Poels, vencedor de la Lieja de 2016, tantas veces gregario de Froome, tomó la iniciativa en el último kilómetro. Su ataque, violento y certero, no encontró oposición en los cuatro ciclistas con los que se jugó el triunfo: Luis León, Wellens, Landa y Fuglsang. Froome entró séptimo, a 27 segundos: “No me sentí súper, así que decidimos apostar por Wout”. ¿Para mantener un perfil bajo mientras se le investiga por su positivo en la Vuelta de 2017? “¡No! No, para nada. La estrategia salió a la perfección”, respondió en la meta.