El triunfo de la CIA
Goles como terapia. El partido tenía su miga tras los fiascos de Montilivi y Wembley. Y más cuando a los 40 minutos se mantenían las gafas en el electrónico (0-0) con un Bernabéu amagando hinchar sus pulmones para mostrar su desazón. Pero goles son amores y el Madrid tiene mucho talento joven en un equipo que necesitaba volver a sonreír. Y me voy a detener en los autores de los tres goles. Casemiro, Isco y Asensio. La CIA que nos hace olvidar a la bbC. El brasileño firmó el primer gol de cabeza del curso que nos evitó un dolor de ídem antes del descanso. Isco puso su rúbrica serena tras una espléndida asistencia de Cristiano. Y Asensio... Asensio puso en pie la plaza con una obra de arte. Su zurdazo limpio, rotundo, directo, imponente y majestuoso nos recordó lo maravilloso que puede llegar a ser este deporte. Los 67.120 espectadores que acudieron al estadio vieron compensado su esfuerzo por acudir en el peor horario que registra la franja de LaLiga. Asensio tiene una virtud. Sólo sabe meter golazos. Definitivamente, es el Señor de los Golazos.
El Pío Pío triunfaba. Usaba aún chupete cuando en 1969 Las Palmas hizo historia al proclamarse subcampeón de Liga (todavía triunfaban los tristemente fallecidos después Guedes y Tonono), en un equipazo donde lucían Castellano, Gilberto, León, Martín Marrero y Germán Dévora. Pero desde que tuve uso de razón, Las Palmas ocupaba muchas veces mi pensamiento futbolero. Recuerdo un once donde se alternaban Carnevali (porterazo), Gerardo, Felipe, Hernández, Roque, Félix, Jorge, Noly, Brindisi, Maciel y Morete. A ese equipazo no fuimos capaces de ganarle en el Bernabéu (1-1), en una Liga (1978-79) en la que mi Madrid fue campeón (como debe ser) y los canarios sextos. Se notaba la mano en el banquillo de Miguel Muñoz y de Antonio Ruiz (este último ganó cuatro Copas de Europa con la camiseta blanca), que le sucedió en la siguiente temporada. Un equipo que jugaba con gusto y muy comprometido. El pío pío retumbaba en todos los campos de España. Pero ahora están en fase de transición tras la marcha de Setién, que les dio mucho lustre e identidad. Jugó dignamente pese al 3-0. Seguro que se salvarán y acabarán mucho más arriba en la tabla, pese a la inevitable marcha de Vitolo, su jugador-franquicia.
Raúl González. Cuando Benzema se quedó solo ante Lizoain y tiró al muñeco recordé que en un día como hoy de 1994 Raúl González firmó en el Bernabéu el primero de sus 323 goles de blanco. Fue al Atleti, en un derbi soberbio que fue una gozada para los vikingos (4-2). A Iván Rocha le dio el 7 la noche. Y Zamorano metió otros dos a Diego, el portero rojiblanco. Raúl y Zamorano eran depredadores del área. Como lo son Morata (verdugo del United de Mou con un testarazo bestial) y Mariano (que hoy firmó su noveno gol en Lyon). El oficio de delantero centro se traduce en la facturación goleadora. Pero Karim tiene otro libreto. Ni los mete ni se los exigen. “Es tan bueno que no necesita meter goles”, sostienen sus defensores. Yo alucino.
Cristiano, sonríe. Empezó como Toro Sentado, en las escalerillas de vestuarios antes de saltar al campo. Se le ve ansioso y no debe. Cristiano es el mejor del mundo y no tiene que demostrar nada a nadie. Crack, disfruta y sonríe de nuevo. Se lo piden los peñistas de Herencia (Torres, eres grande), Anas de Tetuán, Algeciras y Ronda. Esto va a cambiar. Llega lo bueno.
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