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Foden, McEachran y la mejor cosecha inglesa

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No se recuerda una generación mejor de juveniles ingleses, ganadores del Mundial sub 20, Europeo sub 19 y finalistas en el Mundial sub 17 que se disputa en la India. En la semifinal se sacudió los complejos frente a Brasil, que apenas dejó algo interesante en el partido. El lateral derecho Wesley y poco más. Inglaterra se adelantó pronto y se atrincheró inmediatamente, un error que cabe atribuir a su técnico y al susto de unos jugadores que trataron con demasiado respeto a los brasileños en el primer tiempo. No percibieron algo evidente: dos o tres jugadores ingleses, todos con vocación de ataque, eran claramente superiores a los mejores brasileños. Cuando Phil Foden (Manchester City) y George McEachran (Chelsea) volvieron a presidir el juego, Inglaterra destrozó a Brasil, con tres goles del rematador y atlético Brewster (Liverpool).

Desde los tiempos de Bobby Charlton y Jimmy Greaves, dos fenómenos juveniles que alcanzaron el éxito como estrellas profesionales, Inglaterra ha estado pendiente de un nuevo mesías precoz. En los años 70, Trevor Francis (Birmingham) era noticia cotidiana en la prensa británica. Su traspaso al Nottingham Forest, dirigido en aquel tiempo por el inolvidable Brian Clough, significó de hecho el primer traspaso por un millón de libras en el fútbol inglés, aunque oficialmente se cifró la operación en 999.999 libras. Clough no quería pasar a la historia como el entrenador que se gastó un millón de libras por un jugador.

Francis fue un buen jugador. Funcionó sin alardes en el Sampdoria y acudió con regularidad a la selección inglesa, pero nunca fue especial. A Robbie Fowler y Michael Owen -los dos del Liverpool- también se les encumbró desde niños, como a Wayne Rooney. Sus trayectorias merecieron recompensas importantes -Owen ganó el Balón de Oro-, aunque sin un gran relieve en la selección inglesa, decepcionante en los grandes torneos.

Uno de los juveniles más prometedores de los últimos 20 años fue Josh McEachran, un zurdo que hacía diabluras en las categorías inferiores del Chelsea. Ahora juega en el Brentford, en la Chamionship League. Disputó una veintena de partidos con el Chelsea y desapareció del radar. Su caso es bastante habitual en el fútbol y aún más en Inglaterra, donde la transición al fútbol profesional es muy complicada. A diferencia de España, el sistema de competiciones entre los 18 y los 20 años es muy deficiente.

George McEachran, hermano de Josh, juega en la selección inglesa sub 17. Es pequeño, dinámico y muy listo. Excelente técnica y seriedad competitiva. Es el medio centro del equipo, una posición que difícilmente podrá sostener en la Premier. Por sus características físicas -mide 1,71- tendrá que manejarse como interior, lo mismo que Phil Foden, el pequeño y magnífico centrocampista del Manchester City. Foden -1,69 metros- es otro zurdo brillante. En la selección juega por la derecha, como falso extremo, pero Pep Guardiola le está preparando para ser un centrocampista integral.

Su estatura esconde un poderoso tren inferior. “Tiene patas”, suele decirse en la terminología actual. Su recital frente a Brasil fue clamoroso. Este verano jugó bastantes minutos con el equipo senior, incluido el partido contra el Real Madrid en Estados Unidos, donde fue titular. Guardiola le tiene una estima especial, y parece que con razón, tras lo visto en el Mundial de la India, donde Jadon Sancho, ex del Manchester City y gran estrella de la selección, sólo pudo disputar un partido. El Borussia Dortmund, que pagó al City 10 millones de euros por el fichaje, le reclamó para jugar en la Bundesliga y en la Copa de Europa.

Quienes le conocen bien, no dudan de su impresionante talento, pero hay discrepancia con respecto a su futuro. Unos dicen que será el próximo jugador de 150 millones de euros. Otros dudan de su estabilidad emocional y de su inteligencia para gobernar la fama que se le avecina. En cualquier caso, nunca han aflorado en Inglaterra tantos jóvenes con clase como en los dos últimos años.