Triunfo de Hamilton en Japón y abandono de Vettel
El británico sale con medio título en el bolsillo tras el cero del alemán por un problema en una bujía del Ferrari. Los Red Bull, en el podio.
Justo cuando empieza la bajada de la recta de meta, Lewis Hamilton, que venía subido a su Mercedes, para el coche y se lo cede a sus mecánicos. Es el único que lo hace. Normalmente los pilotos van metidos en el coche hasta su sitio en la parrilla. Allí ya está Rosa, su asistente de prensa española, preparada con un paraguas para proteger a la estrella del calor y el inglés se dirige al box primero y al primer lugar después. Y justo a su lado hay problemas. Se arremolinan las cámaras, las bellas reporteras subidas a sus tacones de domingo, los jefes de la FIA y la Fórmula 1 y, sobre todo, los mecánicos e ingenieros de Ferrari.
El coche de Vettel había empezado a ir más despacio en la vuelta de instalación y en medio de la parrilla los muchachos de rojo están desmontando el coche, tapa de motor arriba y trabajo frenético. Finalmente suenan entre la multitud los destornilladores electrónicos. Ñiiiisssnn, Ñiiissnn. Ya está. Arreglado. Tranquilo, le dicen a Arrivabene que ya estaba echando mano de sus cigarrillos sin nicotina. Nada. Arreglado. A pocos metros, Hamilton se mete en su Mercedes. Tranquilo. De verdad.
Pero no. Nada estaba arreglado. Y pocas vueltas después Sebastian Vettel tiene que abandonar. Una bujía. El aceite que se quema de más. La presión extrema. Y el alemán que sale de este gran premio lejos, muy lejos de Hamilton que logra una nueva victoria. Octavo triunfo del año. Tercero en Suzuka. Victoria número 61 del inglés que va camino de su cuarto título. Ganó, pero por poco, se quedó Verstappen a un segundo… Por detrás Fernando Alonso al borde de los puntos y mejorando nueve puestos. Un clásico. Les cuento…
La carrera comenzó con Hamilton desde la pole, buena salida y por detrás Verstappen que pasa a Ricciardo en la arrancada y después a Vetttel, que ya venía con dudas. Alonso sale muy bien y pasa del vigésimo al decimoséptimo. Una vuelta y Carlos Sainz empieza a tener un pinchazo lento que finalmente le hace salirse en una curva y abandonar en su última carrera en Toro Rosso. Adiós. Y gracias por todo. Renault espera.
Coche de seguridad en pista y poco después a Vettel le adelantan Ocon, Ricciardo y Bottas, empieza a decir que no tiene potencia, le llaman a boxes y abandona. Sale a saludar, abrazo con el jefe Maurizio y mano alargada a la grada con gesto de disgusto. Lógico. Mal se le pone. Espera un milagro.
Regreso a la pista donde todo sigue igual hasta que Ericsson se sale con el Sauber. Virtual Safety Car. Se reanuda y Ricciardo pasa a Bottas, se gana el podio. Por detrás Raikkonen que había tenido unas primeras vueltas muy malas viene remontando, pasa a unos cuantos coches de la zona media y finalmente terminaría quinto.
Tras la primera parada, Bottas que, aun no había entrado en boxes, deja pasar a su jefe de filas e intenta frenar a Verstappen. Ese tiempo ganado sería vital al final. A diez vueltas la pelea es de los dos primeros y los dos que vienen detrás, por la victoria y por el podio. Se acerca el holandés al inglés, pegado el finlandés al australiano. Pero nada. Aunque… cuando parece que todo queda igual cuando hay un último golpe de efecto. Virtual Safety Car por un golpe de Stroll. Finalmente Max y Lewis tienen que doblar a Massa y Alonso que venían en batalla por el décimo puesto y el punto correspondiente, se estorban, de hecho Alonso fue investigado por ello, y Hamilton gana. 1,2 segundos. Solo eso. Y Vettel, mientras en la caseta de Ferrari. Viendo como, a veces, las oportunidades se escapan por cualquier pequeña cosa, como una bujía. Hamilton sonríe en el podio. Rodeado de azul Red Bull. Brillante repleto de champán…