Isco repite doblete para la victoria ante Espanyol
Primera victoria blanca en el Bernabéu con dos goles del malagueño. No mejoró la imagen en casa de los de Zidane. El Espanyol reaccionó tarde.
Isco acabó con el mal del Bernabéu después de un trámite muy farragoso, que empezó con falta de puntería y acabó con falta de fuerzas. Ganó un Madrid sin alegría, extrañamente desatento en la segunda mitad, con clara desnutrición en las bandas por las lesiones de Carvajal, Marcelo y Theo Hernández. El Espanyol entendió que era una mala idea el atrevimiento de salida y tiró un tiempo. Luego se le hizo tarde. Y contempló que Isco, autor de los dos goles, y Asensio están fuera de su ángulo de visión.
El partido aterrizó muy mediatizado por dos hechos del pasado reciente: el apagón continuado del Madrid en el Bernabéu que le hizo empezar a diez puntos del Barça y la paliza recibida por el Espanyol en el Camp Nou. Lo uno explica una salida en tromba del Madrid, sin tregua ni pausas, un arranque furioso. Lo otro retrata el inicial cerrojo blanquiazul, con el equipo hundido en 20 metros y nueve defensores amurallando a Pau López. Un asaltante y un resistente. En eso quedó una primera mitada monotemática, con un fútbol orquestal del Madrid dirigido por Isco, que a los 23 segundos pudo aclarar ese puré pero perdió en el mano a mano con Pau López. Y que a los 29 entró con la excavadora que redujo a cero al Espanyol. Resultó más estético el pase de Cristiano que el punterazo del malagueño que pareció el bajonazo de un artista.
En medio de aquella selva espanyolista sólo resultó visible Isco, bastón de mando del equipo, retrasándose y llegando, armando y rematando, con esa omnipresencia de los jugadores franquicia de un equipo. Pero al Madrid le costó porque esos laterales que le ofrecen permanente soporte ofensivo no estaban esta vez. Jugó Achraf, que como debutante salió a no equivocarse y se quedó muy corto. Anda en prácticas y se explica su falta de osadía. Nacho anduvo más desenvuelto, pero le falta el instinto de extremo. Subió mucho, pero no se sintió un factor diferencial en el ataque.
Con todo, el Madrid llenó de ocasiones el partido, la mayor parte de ellas con final infeliz, fundamentalmente por el heroísmo de Pau López, que le quitó un gol a Ramos y otro a Cristiano.