COPA | VILLARREAL 1 - REAL SOCIEDAD 1
Santos Borré jugó 60 minutos en eliminación de Villarreal
La Real, que marcó en su único disparo a portería, se mete en cuartos gracias a la renta de la ida. El Villarreal empató, disparó a la madera e incluso le anularon un gol, pero le faltó pegada.
La Real está en cuartos gracias a su renta y superioridad en la ida y a su solidez en la vuelta. Pasó ratos de apuros porque el juego del Villarreal, que no la pegada, está al alza, pero el colegiado (gol mal anulado a Castillejo), la madera y el once de Escribá (cuatro pilares descansaron) le mantuvieron siempre estable dentro de la preocupación. El Submarino fue mejor y debió aspirar al menos a soñar, pero sin Trigueros ni Pato de inicio, el jugador más en forma y el más creativo, y con Borré al mando (un gol en toda la temporada) era difícil transmitir esperanzas de remontada. Pasó, cuestión casi matemática, el que menos rotó.
La Real, al contrario de lo que prometió Eusebio, se dedicó a no descomponerse y a contemporizar. Con eso le bastó. Tuvo suerte. Y casi sin buscarla. Su único disparo a portería acabó en gol por la buena zurda de Oyarzabal y la misericordia de Rukavina, un defensa que esta vez no defendió. El Villarreal pudo deprimirse en ese minuto 16. Sin embargo, decidió morder. Rodrigo, el más joven y el más nuevo, se echó al equipo a su espalda en busca de la heroica. A él se unió Soriano, mucho más atractivo por dentro que por fuera. Con el empuje de ambos llegaron las ocasiones y hasta el gol. Fue justo antes del descanso. Sansone se atrevió a quitarle una falta a Bruno para estrellarla en el poste. Soriano aprovechó el rechace.
Con 45 minutos por delante se esperaba un vendaval que arrinconara a la Real. Nada de eso sucedió. Porque el Estadio de la Cerámica bien podría llamarse el del Hielo y, sobre todo, porque el Villarreal, sin espacios a la espalda, es más bien espeso, manso y previsible. Escribá fue sacando a sus congeladas estrellas del banquillo al mismo tiempo que Eusebio fue hábilmente sustituyendo las piernas cansadas por otras más oxigenadas. El resultado fue que el equilibrio fue inquebrantable: el Villarreal ni tiró a puerta en todo el segundo tiempo ante la frustración de su gente y la Real confirmó que esta temporada tiene ganas y mimbres para dar una alegría a la suya.