De Juninho a Yannick sin miedo

Hay jugadas que merecen la pena pagar una entrada (sobre todo si ganan) por su belleza y sobre todo por su exclusividad. Me viene a la mente en el otro córner haber vivido algo con duende como lo que hizo Carrasco ante el PSV. Recuerdo a Juninho arrastrando el balón de tacón con el interior por detrás y regatear al contrario con el exterior con el balón cosido al pie. Fue diferente a lo que hizo Carrasco, pero obtuvo el mismo resultado: la aparición del duende. Llegaba medio sucia al córner de Pantic, con su ramo de flores como testigo, y Carrasco creó un regate al alcance de pocos.

Su ocurrencia la sufrió Arias. El belga utilizó el balón como péndulo, lo arrastró hacia atrás y cuando el rival creía tener el centro controlado, le hizo una elástica utilizando ambas piernas. La velocidad de ejecución fue lo que le daría un 10 en un concurso de regates. El improvisado “¡ooooh!” del Calderón dejó claro que ocurrió algo con pellizco, algo que debería de patentar el jugador rojiblanco. La confianza ayuda a quitarte tus temores y el belga este año dio un paso adelante hasta convertirse en “Yannick sin miedo”.