Stop al acoso arbitral: los jugadores no deben rodear a los árbitros
Malos hábitos. Me da la sensación de que algunos malos hábitos se asientan en nuestro fútbol. Es el caso del acoso arbitral, cosa seria. No olvidemos que todas las conductas que se ven cada fin de semana en el fútbol profesional son un espejo de lo que ocurre (multiplicado por lo vulnerable) en el fútbol modesto y el fútbol de base. Es una situación difícil de gestionar, pero tenemos los medios necesarios así como árbitros con suficiente talento. ¿Entonces? ¿Por qué vemos al árbitro rodeado en cada partido cada vez que una decisión no le gusta a alguno? A lo mejor es que vamos a necesitar que nos den un spray como en las barreras para encerrarnos en territorio seguro. Para qué cumplir con el reglamento a rajatabla como adultos profesionales...
Para condicionar. Yo, que he visto unos cuantos partidos, puedo decir sin miedo a equivocarme que nunca he visto a un árbitro cambiar su decisión por las protestas de los jugadores, y ellos lo saben. Así que el asunto es bastante perverso. La única intención de esta conducta tan incorrecta como persistente es condicionar las futuras decisiones del colegiado. El árbitro debería poder mantener la tranquilidad en el terreno de juego, sin presión añadida. Sería una buena garantía para su eficiencia.
El ejemplo del rugby. Pero no. Se encuentra irremediablemente expuesto a una manada testosterónica hostil. La excusa huele: que si están a doscientas pulsaciones, los pobres protestan por tanta tensión. Y claro, me tengo que reír. Porque yo, que me considero un enamorado del rugby y no me pierdo un VI Naciones, nunca he visto a sus jugadores con sus comparables hormonas y pulsaciones hacer esos corrillos. Y quien dice corrillos quiere decir acoso, que es lo que es. ¿Son de otro planeta? ¿Tal vez el castigo es más rígido? O es que tienen una mejor educación deportiva y mayor respeto a la figura arbitral.
Medidas. No entiendo cómo los árbitros no hemos sabido atajar estas conductas que ya son norma, disponiendo de los medios necesarios. Hace unos años el colectivo arbitral tomó la decisión de ser mucho más severo con las conductas de los entrenadores dentro de su área técnica. La primera vuelta acabó superando el récord de expulsiones dentro del estamento de los técnicos. Se consiguió hacerles ver que los aspavientos sólo servían para exacerbar a las masas y someter a una mayor presión al árbitro. Y, dada la tolerancia cero, no les quedó otra que portarse mejor. Así que no hay duda: tenemos, entre todos, que erradicar el ACOSO arbitral.