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RÍO 2016 | NATACIÓN

Schooling, de una foto con Pehlps a quitarle el oro

Su padre organizó un viaje del equipo de EE UU por Singapur. Fue el técnico norteamericano Bob Bowman quien aconsejó mandar a su hijo a Florida.

Actualizado a
Phelps con Schooling.

Semanas antes de que Michael Phelps iniciara el reto de su vida en los Juegos de Pekín en 2008, el equipo americano se trasladó a Singapur para aclimatarse a los horarios y ultimar su asalto a las medallas y a la historia. Aquel periplo por el jovencísimo país lo organizó el padre de Joseph Schooling, el nadador que impidió que Phelps lograra en la madrugada del sábado su quinto oro olímpico en los Juegos de Río en la final de los 100 mariposa. El singapurense, de apenas 13 años, ya practicaba la natación en un país de nula tradición, y las hazañas del de Baltimore no le pasaron desapercibidas. Se tomó esa fotografía que ilustra este reportaje.

Días después, Bob Bowman, entrenador del estadounidense, charló con el padre de Schooling y le aconsejó que si realmente veía que su hijo tenía habilidades y quería que mejorase, acudiese a Florida al grupo de entrenamiento de un español medallista en Seúl 88, Sergi López. Y así hizo. “Con 15 años ya hizo 1:56 en 200 mariposa, ya habría sido semifinalista en estos Juegos. Pero tuvo un problema. La cultura asiática es diferente a la de Estados Unidos. Vivió un periodo de adaptación grande. En Singapur tiene ayudas, hay gente que iba a su casa y le hacía todo. En Estados Unidos, en cambio, vivía con un compañero y tenía que lavarse la ropa. El cambio fue brusco, pero poco a poco fue subiendo”.

López, una eminencia como entrenador, se dedicó a su formación desde los 13 hasta los 19 años, al margen de preparar también a otros nadadores que han obtenido grandes resultados en los Juegos, como el espaldista Ryan Murphy (oro en 100 y 200 espalda), el velocista Dressel (oro en el relevo 4x100 libre) o el canadiense Condorelli, que se metió en una final. “En Estados Unidos aprendes a mantener la presión. Si sigues un camino, la competición en universidades te ayuda porque es difícil, y estás obligado a apretar. Fuimos cuatro veces campeones nacionales. Siempre competía. Tienes que aprender a hacerlo”.

En esas competiciones domésticas, Schooling fue desarrollando un físico privilegiado. Sergi López fichó como seleccionador de Singapur, lo que le ayudó a seguir puliendo los defectos de su alumno más aventajado. “Es un chico impetuoso. Si le sale algo mal puede decir algo que no está bien, pero reacciona de forma honesta”. La carrera de Schooling dejó sin opciones a Phelps. El estadounidense pasó sexto a seis décimas de su rival, mientras que llegó a la pared en segunda posición a ocho. Ni su subacuático ni su sprint pudieron con el pupilo de López.

“Lo único que le intenté enseñar aquí en Río era controlar lo que podía controlar. No puedes dar debilidades, porque ellos te pasan. En Kazán no pudo aguantar los últimos 15 metros, pero aquí sí. Dio 16 brazadas en el primero 50. Salió de la vuelta y a las tres o cuatro brazadas ya cogió una distancia buena. Schooling tiene mejor subacuático que Phelps en una carrera de 100 porque tiene más potencia”, explica, mientras relata las particularidades de Singapur, un país creado hace 50 años. “Antes era un país tercermundista. Llevan años pensando en una medalla olímpica en natación. El día 14 es el día del nacimiento del país. Habrá una fiesta con los tanques por la calle”, argumentó.

Las gradas de la Piscina Olímpica de Río están repletas de funcionarios singapurenses, incluso el jefe de estado está presente y acostumbra a tener charlas con los nadadores. “El día antes de la final, por ejemplo, no le dejamos hablar con el jefe de estado”. Schooling convive con esta presión, acostumbrado a luchar por ser el mejor en cada entrenamiento, gracias a que un día Bowman aconsejó a su padre para crear un gran nadador. Y ocho años después, ese joven singapurense de gafas y cara de buen niño ha conseguido batir al mejor nadador de todos los tiempos.