Ex entrenador: "Óscar Figueroa es un terco"
Jaiber Manjarrez comentó que la disciplina le permitió a Figueroa convertirse en campeón Olímpico, pese a su longevidad, “nunca lo vi fumarse un cigarrillo o tomarse un trago”.
Llanto de emoción, se santiguó de rodillas, se descalzó en señal de retiro de la actividad, besos a las pesas, abrazo con su equipo técnico, con el médico de la delegación y mensaje de dedicación en Bogotá al ortopedista Jorge Felipe Ramírez. Óscar Figueroa siempre desoyó las voces de alerta, de no continuar, “él mismo buscaba cómo solucionar sus problemas, iba y tocaba las puertas”, cuenta Manjarrez, quien dirigió al pesista desde los 18 años de edad, cuando llegó desde Cartago, a donde arribó a los cerca de 9 años, junto a su familia, acosados por los enfrentamientos entre paramilitares y guerrilleros en Zaragoza, Antioquia, su tierra natal, aunque él se define como vallecaucano.
Lesión de rodilla, de muñeca en los Olímpicos de Pekín en el 2008 y una serie de hernias cervicales y discal lumbar, no debilitaron a Figueroa, quien llegó a Río 2016 con 33 años, “una edad longeva”, asegura Manjarrez, el guía hacia la gloria del primer hombre en Colombia que se cuelga un oro en unas competencias olímpicas (ya había ganado medalla de plata en Londres 2012). Manjarrez, actual entrenador de la Selección Valle de levantamiento de pesas, dirigió a Figueroa hasta finales del año anterior, luego de culminados los Juegos Nacionales, y habló con AS Colombia.
La obstinación de Figueroa: “Óscar Figueroa es un terco, a él se le metió en la cabeza que tenía que ser campeón Olímpico y esa terquedad lo llevó a superar una serie de circunstancias por tantas lesiones. En Colombia nadie tiene el palmarés que él logró durante su vida deportiva”.
No se calla lo que siente o le molesta: “Siempre que estuvo bajo mi dirección, acataba lo que se le decía, con respeto, aunque él es de esas personas que cuando no le gusta una cosa y se tiene que pronunciar lo hace, y eso a veces disgusta a la gente. No tengo nada que reprocharle, en ocasiones tomaba actitudes radicales y yo me enteraba porque las personas que estaban inmiscuidas en esos asuntos me comentaban”.
Aquejado por las lesiones: “Después de la lesión grave que sufrió en el 2008, a cualquier persona eso lo hubiera desanimado, pero él mismo buscó cómo solucionar su problema, iba y tocaba las puertas y siempre encontró la solución a todos los problemas de salud (…) después de Londres, él me preguntó que si yo pensaba que podía hacer otro ciclo olímpico, y le dije, ‘ya tienes mucha edad para este deporte, pero con disciplina lo puedes lograr, va a ser un poco difícil’, y lo logró porque es una persona disciplinada”.
Superó los parámetros: “Lo cierto es que él es una persona longeva en este deporte. La vida deportiva de cualquier deportista son cerca de 15 años y que dure más, depende de su proceso de formación físico y técnico. A él lo inició Damaris Delgado, en Cartago, quien trabaja mucho las tempranas edades. Además, la vida privada de Óscar es consecuente, nunca lo vi fumarse un cigarrillo o tomarse un trago, ni me he dado cuenta de que haya estado trasnochando”.
Cuando llegó a Cali: “Tenía 18 años. Él se sometió a la metodología de entreno que tenemos. Llegó un momento en el que no pudo continuar en Cartago, por el nivel de desarrollo, no tenía implementos y necesitaba más roce, por eso se vino a Cali, y lo primero que se logró con él fue el campeonato mundial juvenil en Grecia (2001)”.
Y en Cali: “Óscar logró sobrevivir, en condiciones mínimas, había pobreza, y después se le concedió un alojamiento. Por eso es necesario lo que está haciendo ahora el Valle, lo que tiene Medellín y Bogotá, sitios de alojamiento. En el Valle tuvimos un problema grandísimo durante cuatro años y afortunadamente ya empezó a solucionarse con la inauguración de la Villa Deportiva que es espectacular. De otra manera es muy difícil llegar”.