Peaty y Sjöstrom, bestiales: no paran de batir récords
El británico se coronó como nuevo campeón olímpico en la final de los 100 braza y la sueca logró el oro en los 100 mariposa.
La piscina resonó como nunca. Dos brasileños, Felipe Franca y Joao Gomes, competían en la final de los 100 braza. Esta vez, y a diferencia de la primera jornada, sí que Río se volcó con la natación. Pero el griterío picó a Adam Peaty, que nadó nuevamente más rápido que nunca y se quedó a escasos 13 centésimas de la barrera de los 57 segundos, algo impensable antes de que el británico irrumpiera con fuerza en los Europeos de Berlín, en 2014, y empezará a demostrar sus marcas.
Peaty salió como una cohete, más rápido incluso que la jornada de eliminatorias, donde batió el anterior récord del mundo (57.55). Pasó ocho centésimas más rápido. No notó el esfuerzo, porque acabó colosal. Sus 1,90 metros le convierten en un bracista con cuerpo de velocista, lo que le ayuda a avanzar más que nadie con sus potentes brazadas. Siguió el griterío y Peaty tocó pared con un tiempo de 57.13. No se lo creía. Se subió a la corchera, abrazo a sus rivales y miró a la grada donde estaba su familia. Emocionado y sonriente en la entrega de medallas, saludó a los que le apoyaron con el lema #teampeaty. Era el momento de un nadador único.
Sjöstrom se lleva el oro y otro récord del mundo
Un año más, en una gran cita, la sueca Sarah Sjöstrom le da otro bocado al récord del mundo de los 100 mariposa. No hay prueba de velocidad que se le resista a la insuperable nadadora, que posee una fuerza descomunal y una resistencia a la velocidad que la llevan convirtiendo en la gran especialista en este tipo de pruebas desde 2013. Sus 55.48 superan en 16 centésimas el anterior récord que ella misma batió en el Mundial de Kazán.
Sjöstrom fue a la cabeza desde salir del subacuático. Sus brazadas son poderosas y únicamente la danesa Janette Ottesen le siguió en el primer 50. Sjöstrom tocó pared 16 centésimas por debajo de su récord del mundo (26.01) por 25.02 de la danesa. La sueca logró salir con más fuerza que hace un año en Kazán y clavar la vuelta. Ottesen se pasó de velocidad y explotó, pues acabó última de la prueba.
La plata se la llevó la canadiense Penny Oleksiak, que batió el récord del mundo júnior con una marca de 56.46. La joven niña de 16 años es una auténtico prodigio y, a su corta edad, está siendo la revelación de los Juegos: se colgó el bronce en la primera jornada en el relevo 4x100 libre. El bronce fue para Dana Vollmer. Toda una vida en la piscina, explumarquista mundial, sigue dando guerra y subiendo a podios (56.63).