Millos tuvo en Blanca Luz Uribe a la primera jefa de prensa del FPC
La primera mujer en ser jefe de prensa de un equipo profesional en Colombia fue Blanca Luz Uribe. Lo hizo con Millonarios durante 18 años y revive su etapa con AS.
Primer contacto con Millonarios: “Mi vinculación comenzó en el año 1983-84 a raíz de la Revista Millos, el órgano de difusión del club. Yo ya trabaja como periodista deportiva y me llamó María Cristina Caicedo que era la directora de la revista para que colaborara haciendo una columna que se llamaba Chávela, que en su momento era la manera muy especial, muy diferente y nunca vista de cómo las mujeres veían el fútbol. Después me ofreció ella ser la jefe de redacción. Más adelante María Cristina se fue de la Revista y los directivos me ofrecieron la dirección. Ahí estuve varios años, tenía mucho éxito, hacíamos 20 mil ejemplares, se vendía como pan caliente; hay caratulas que en su momento hicieron historia como la de Juan Gilberto Funes celebrando el gol 3.000 de Millonarios”.
Jefe de Prensa de Millonarios: “Yo me fui de la Revista en el 89 cuando el torneo se paró por la muerte del árbitro Álvaro Ortega. Tuve un paso corto por la Dimayor, porque me llama Francisco Feoli en su momento presidente de Millonarios para que volviera al club, ya no como directora de la revista sino para crear la oficina de prensa de la Institución en 1994”
Mascota de Millos: “Santa Fe tenía su Monaguillo, pero Millonarios no tenía mascota. Junto con Citytv abrimos un concurso a nivel nacional para que los dibujantes, los caricaturistas, etc., le crearan la mascota a Millonarios. El ganador presentó a Millo, un muñeco muy bonito que era un niño.
El día que Millo debutó en el Campín el estadio estaba repleto, pero el chico que se había comprometido a vestirse y manejar el muñeco no apareció, entonces Javier Cárdenas uno de los mensajeros de la Institución, me vio tan angustiada que se ofreció a vestirse y salir como la mascota, cuando salió a la pista atlética empezó a dar lo que sería una vuelta olímpica de saludo a la hinchada, empezando por el antiguo camerino norte en ese traje tan pesado, tan cerrado, que acaloraba y preciso cuando estaba frente a los “Comandos”, se cayó y no se pudo volver a levantar (risas)”.
La tarjeta hincha azul: “Fue la primera carnetización de los hinchas de Millonarios. La gente la compraba, era como una tarjeta de crédito, tenía el nombre de cada uno y un número de afiliación. Costaba 10 mil pesos y servía para participar en promociones que se hacían, en descuentos de compras en ciertos almacenes.
Se vendió muy bien; de allí surgió el Club de las Mascoticas, los niños menores de 12 años que sus padres les compraban la tarjeta tenía el honor de salir a la cancha con el equipo, así que yo creo que le cabe a Millonarios haber sido pionero en la organización de que cada jugador salga con un niño de la mano”.
Martes de Sangre Azul: “Los días martes invitábamos al entrenamiento del equipo a un colegio de Bogotá, femenino, masculino, mixto, de niños de todos los estratos o fundaciones. Iban se tomaban la foto, les firmaban autógrafos, conocían los jugadores, se les leía la historia de Millonarios; fue muy bonito y muy satisfactorio porque se sembró una semillita para los hinchas del futuro”.
La Estrella Azul: “La oficina de prensa de Millonarios fue y le presentó a Citytv el proyecto, era un reality para con una convocatoria nacional, que resultado multitudinaria, porque se presentaron 30 mil muchachos. Tenía que ser un joven entre los 6 y los 16 años. Fue exitoso desde todos los puntos de vista. El reality lo ganó un joven barranquillero de 17 años Julián Martínez, que estuvo con Millonarios como seis meses, pero que nunca llegó a consolidarse como jugador profesional”.
Las anécdotas:
* Cuando el técnico era Vladimir Popovic, se presentaba a entrenar con el equipo un muchacho joven, muy rubio, de pelo largo, cuyo nombre nunca supe, pero que por consumo de droga tenía serios problemas psíquicos, entonces llegaba todos los días, se vestía de futbolista y le decía al profesor que en qué posición quería que jugara ese día (risas) y Popovic furioso, me pedía que lo sacara, que le dijera que no volviera, que hiciera algo, pero él no entendía razones y seguía yendo.
Ricardo Salazar gerente del equipo en ese momento, consciente del problema que era “El Mono”, tuvo una idea, que yo ejecuté. En el siguiente entrenamiento le dijimos que había sido vendido a Santa Fe (risas) y santo remedio porque El Mono nunca volvió”.
* Millonarios jugó en 1995 la primera fase de Copa Libertadores en Santiago frente a la Universidad Católica y la Universidad de Chile. Un directivo del equipo que no pudo viajar, no quiso que su suegro, un señor de edad, paisa, bastante chabacano, se quedara del viaje y lo mandó como parte de la delegación.
El presidente de la Universidad Católica, un señor de un nivel socio cultural muy importante y de gran prestancia en Santiago nos recibió y nos llevó a una cena a un restaurante muy exclusivo; estando sentados a manteles con la crema y nata de Santiago, nos ofrecieron como aperitivo un Pisco Sour y este señor se ha tomado uno, dos, tres y cuando menos pensamos sentimos una voz muy paisa que a grito entero decía “negro tráeme otro guaro”, el viejito volaba de la borrachera.
Para desembárrala se me ocurrió a la hora de despedirnos decirle al presidente de la Universidad que le pedíamos disculpas por lo que había pasado con el hecho bochornoso, pero que eso se nos salía de las manos porque cada vez que Millonarios iba a salir al exterior hacia una rifa para que un hincha acompañara la delegación y pues no conocimos el comportamiento social de esta persona, no sabíamos de donde había salido, la suerte lo había llevado a Santiago y por lo tanto no podíamos hacer nada, ellos nos creyeron, aceptaron las disculpas y la idea les pareció tan buena que nos dijeron que a partir de la fecha la Universidad Católica invitaría a un hincha cada vez que tuvieran que salir al exterior, (risas)”.
La despedida: “Cuando digo que salí despedida no fue con despedía de todo el estadio aplaudiéndome no (risas), salí echada, lo que pasa es que despedida suena más bonito, pero salí echada después de 18 años, sin saque de honor ni nada (risas), si a Arnoldo Iguarán le deben la despedía todavía, a mí también (risas)”.