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Corinthians vs. Santa Fe

Democracia Corinthiana: cuando el fútbol trasciende lo deportivo

Santa Fe visita este miércoles al Corinthians por la Libertadores. AS Colombia habló con Wladimir, referente ideológico del equipo que cambió la historia política de Brasil.

BogotáActualizado a
Socrates (izq), Walter Casagrande (centro) y Wladimir celebran el título paulista de 1983.
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Corinthians - Santa Fe en vivo

Fútbol y política. Combinación tan explosiva como impredecible. Así era el Corinthians de principios de los 80. El equipo de Sócrates (fallecido en 2011), de Walter Casagrande, de Wladimir. El Corinthians que desde sus entrañas gritó por el voto en medio de la dictadura. El equipo del pueblo. El equipo de la democracia. De la Democracia Corinthiana. A esa historia se enfrenta Independiente Santa Fe por la segunda fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores.

AS Colombia habló con Wladimir Rodrigues dos Santos, lateral izquierdo de ese histórico club y líder ideológico del ‘Timao’, para recordar el equipo de fútbol que cambió la historia constitucional de Brasil.

SUFICIENTE

Abril de 1984 fue el mayo de 1968 brasilero. Todos los ingredientes estaban ahí. Inertes. Adormecidos. Silenciosos. Fueron creados después de 20 años de dictadura militar. De opresión y censura. En la década de 1980, Brasil se encontraba en una profunda crisis económica.

En el ámbito político, aparecieron personajes que llevaron el pedido de democracia a la arena de debate. El diputado Dante de Oliveira presentó una enmienda que tenía como propuesta que el pueblo, y no un colegio electoral, eligiera al presidente mediante el voto. Apoyado por prometedores dirigentes políticos como Luiz Inácio Lula da Silva, la enmienda y el color amarillo (elegido como símbolo de la revolución) comenzaron a tomar fuerza. Diretas Jà! Brasil pedía elecciones directas, y las pedía ¡ya!.

Wladimir Rodrigues dos Santos, lateral izquierdo y líder sindicalista, explica la ideología que se manejaba en el silencio de las calles de Sao Paulo: “Vivíamos un momento bastante delicado en la política nacional. El querer del pueblo y la voluntad del pueblo tenía que prevalecer. Los brasileros tenían que tener conciencia de que su voto iba a contribuir para el surgimiento ideológico de la democracia en el país”.

Sin embargo, para que el mensaje llegara a la mayor cantidad de personas se necesitaba un lenguaje sencillo y popular. Fácil de digerir. Y el fútbol fue la solución.

TODOS VOTAMOS

Corinthians también tocó fondo. El equipo descendió en 1981 y llegó Waldemar Pires como nuevo presidente. En uno de sus primeros actos nombró como director técnico a Adilson Monteiro, un joven sociólogo con ideas de izquierda. “Barbas”, como le decían dentro del Timao, distribuyó el poder de manera equitativa en todo el club: jugadores, asistentes, cocineros, ayudantes, etc. Todos tenían voz, y más importante, voto.

Wladimir fue el líder ideológico del movimiento de la Democracia Corinthiana. Además de defender los derechos de la raza negra en Brasil, el lateral izquierdo del ‘Timao’ siempre tuvo claro el rol del futbolista en la vida política:

“En Corinthians sabíamos exactamente nustras responsabilidades con el pueblo brasileño. Éramos extremamente concientes de las necesidades de la gente y queríamos participación activa dentro y fuera del campo de juego. Para nosotros era importante que los ciudadanos adquirieran esa misma conciencia política. Entender que su voto es un vehiculo para darle legitimidad a la administración pública”.

El nuevo modelo de la Democracia Corinthiana (término creado por el publicista Washington Olivetto) de “todo se vota” lo explica Wladimir mediante un ejemplo:

“Después de una votación decidimos quitar la concentración antes de los partidos. El jugador que le gustaba concentrar, lo hacía. Otros, que teníamos una familia y preferíamos quedarnos cerca de ellos, nos quedábamos en casa. Los atletas tienen que ser responsables de la posición que asumen por ser jugadores de fútbol profesional. Tienen que tener conciencia de que el descanso, el estado de salud y la dieta afectan directamente su desempeño en el campo”. Una libertad con cabeza y corazón liderada por un hombre tan grande e histórico como su nombre: Sócrates.

EL DOCTOR

“Ganar o perder, pero siempre con democracia”. Las letras en una pancarta gigante en la final del Campeonato Paulista de 1983 ante Sao Paulo. Sócrates, Wladimir y Walter Casagrande alzaron su puño mientras el público lloraba un nuevo título del ‘Timao’. El movimiento de la democracia en Brasil cada vez era más grande, potenciado por los tres ídolos del Corinthians.

Sócrates Brasileiro, “más que un deportista fenomenal, un ciudadano intachable”, recuerda Wladimir. El doctor (así le decían, pues tenía un título en medicina) se apropió tanto del tema político que incluso puso su futuro deportivo en manos del resultado de la enmienda política.

“En aquel momento, él tenía de fichar por un equipo en Europa (Fiorentina)”, recuerda Wladimir. “Él prefirió quedarse en Brasil para votar e incluso condicionó el cambio político a su permanencia en el país. Dijo, delante de miles de personas, que si la enmienda era aprobada, no viajaría a Italia. Él quería como nadie que se eligiera un presidente por voto popular”.

En la madrugada del 26 de abril, con más de 1 millón de personas en las calles de Sao Paulo, la enmienda que establecería las elecciones directas para presidente fue rechazada a falta de 22 votos. En marzo, Sócrates firmó con la Fiorentina.

EL FÚTBOL NO ES EL MISMO

Al preguntarle por el actual Corinthians, Wladimir responde con desilusión: “Este Corinhians no juega un fútbol brillante. La situación en este momento es muy difícil, y no solo para Corinthians sino para todo el fútbol brasileño, que es manejado por los oportunistas. Pienso que es un momento muy difícil del fútbol brasileño”.

Cuenta con nostalgia que dejó de ir a los estadios, pues el deporte ha cambiado mucho y perdido sus ideales: “Necesita menos participación de empresarios y de directivos que de lo único que se preocupan es de su situación económica personal y no en el deporte mismo”.

El fútbol necesita una nueva insurgencia motivada por el espíritu y no por el dinero. Puede que así, con la rebeldía de 1984, Wladimir vuelva a disfrutar del deporte que tanto le ha dado al pueblo brasileño.