Falcao y Wendell... creer y levantarse
¿Cuánto dura la gloria? La historia de Wendell Lira aporta nuevas teorías al respecto. Para algunos, fueron los 55 segundos que tardó su discurso tras haber vencido a Messi -y a Alessandro Florenzi- en la disputa por el Premio Puskás 2015. Para otros, algunas semanas mientras se aleja la ola mediática producto de un instante irrepetible como ese, pero seguramente para los que siempre estuvieron a su lado, el orgullo será eterno. Su elección -por votación popular- reivindica la esencia del fútbol, esa que se alimenta de ilusiones, talento y pasión en cualquier calle o cancha del mundo.
Emoción pura. La leyenda del fútbol japonés Hidetoshi Nakata anunció que el ganador al mejor gol del año era Wendell. El brasileño, que escuchaba la versión traducida de la gala, bajó la cabeza y lloró. Besó a su esposa, que también celebraba con lágrimas. "Quiero agradecer a dios por este momento único en mi vida y el poder estar aquí conociendo a grandes jugadores que son mis ídolos y a los que solo había visto en videojuegos", dijo el delantero en el escenario de la gala de los premios FIFA mientras sus compatriotas-estrella Marcelo, Neymar, Kaká y Thiago Silva lo escuchaban con atención.
Solo 350 personas vieron el gol de Lira en vivo. Giro y chilena espectacular durante un partido del campeonato regional brasileño del estado de Goiás que –no está claro cómo- llegó hasta Zúrich a competir con la magia del gran Lio. Nuestro protagonista jugaba en el Goianesia –de la serie D- que ese 11 de marzo venció al Atlético-GO 2-1. Después del golazo, fue transferido al Tombense – de la serie C- en donde le fue mal y terminó sin contrato. No siempre las cosas fueron difíciles. Cuando tenía 16 años, Wendell era la estrella de las inferiores del Goiás, fue convocado a la selección Sub 20 de Brasil, fue goleador del Campeonato Brasilero en esa categoría y recibió una propuesta del Milan, a la que su club dijo no. Una temporada más tarde sufrió su primera lesión de rodilla. Como esa hay miles de historias.
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"El mejor partido en la historia del Atlético de Madrid" es el título de un DVD en el que Falcao aparece en la carátula con el puño izquierdo arriba en pleno festejo. Una postal de tantas en la que el Tigre fue protagonista. El 31 de agosto de 2012, el colombiano lo hizo todo. En el partido que definía el mejor club de Europa –Supercopa- el Atlético de Madrid derrotó 4-1 al poderoso Chelsea, campeón de la Champions, con un triplete sublime que adornó la nominación y quinto lugar al Balón de Oro de aquella temporada.
Figura mundial indiscutida. "Falcao es un jugador que a mayor presión y mayor exigencia, mejor responde. Se prepara para ser el mejor, no es casualidad lo que le pasa. Se entrena para ser el mejor, come para ser el mejor, busca diariamente crecer y mejorar en lo que tiene que mejorar", dijo Simeone. "Es espectacular. Simplemente hay que disfrutarlo", agregó Godín. "Se merece todo lo bueno que le pasa por lo buena persona y gran futbolista que es… El Tigre va a darnos muchas más alegrías", remató Juanfran tras el partido. Y sí hubo más, pero no las suficientes.
Durante toda su carrera, Falcao anotó goles en momentos decisivos, goles que significaron títulos y marcaron la historia de los equipos por los que pasó. Es uno de esos jugadores a los que la adversidad los ha hecho más fuertes, un hombre tan disciplinado que ilusionó con regresar en tiempo récord para ir a Brasil 2014. Ese 22 de enero, antes de la entrada de Soner Ertek que provocó la rotura de ligamento cruzado de su rodilla izquierda, había anotado un gol. Vivía un gran momento. No solo era figura del Mónaco sino de la Selección Colombia de Pékerman.
El Tigre fue uno de los mejores 9 del mundo, si no el mejor. River, Porto y Atlético de Madrid disfrutaron su mejor versión. Dos años más tarde, Chelsea busca deshacer el préstamo que lo ata al club 6 meses más y el equipo francés –dueño de sus derechos- no lo quiere de vuelta porque una recaída lo tendrá al menos un mes más fuera de las canchas. El 2015 fue un año difícil, ha luchado contra los rezagos de la lesión, contra la inestabilidad que genera cambiar de equipo, contra las dudas de Van Gaal, de Mourinho, de los fanáticos y de la prensa… Ha luchado contra la idea de desistir.
Siempre su familia y la religión han sido los pilares que lo han sostenido en la adversidad. "Lo que dios quiera, como dios quiera, cuando dios quiera", publicó en su perfil de Facebook personal -el 5 de enero- cuando era sometido a exámenes médicos en Mónaco. Falcao afirma que sus hijas Dominique y Desirée – que nació durante plena tormenta en Manchester United- le han hecho olvidar las dificultades y disfrutar de las cosas que realmente tienen importancia. Sueña con tener un niño que siga sus pasos pronto. "No queremos esperar mucho tiempo porque me gustaría que mi hijo disfrutara de mi carrera", le dijo en una entrevista a la revista Hola Colombia. El Tigre cree.
En 2013, era Falcao quien competía por el Premio Puskás al mejor gol del año con una chilena, luego vino esa maldita lesión que hoy incluso genera dudas sobre un futuro para el colombiano en el fútbol. ¿Cuánto dura la gloria? Para algunos, lo que tarda la celebración de un gol. Para otros, el halo permanece hasta que una ‘mala’ decisión aleja de los objetivos, pero seguramente muchos coincidirán en que la gloria es el tiempo que la imagen del ídolo permanece en la memoria. El Tigre pone la fe y el trabajo para volver, de este lado… prohibido olvidar.