Jairo de Avellaneda: “El Tigre” recuerda a Independiente
Jairo Castillo tuvo dos pasos por Independiente que busca ante Santa Fe la semifinal de la Copa Sudamericana. Repasa con AS su relación con un DT especial.
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Jairo. En Avellaneda es Jairo. Simple. Un detalle de la hinchada sólo para los elegidos. “Se me erizaba la piel cuando la hinchada de Independiente me cantaba: “¡ole, ole ole, ole, Jairo, Jairo!”, explica el ex goleador a AS Colombia.
En Independiente tuvo dos etapas. La primera en 2004 cuando lo llevó el técnico José Omar “El Pato” Pastoriza, que lo mimó al extremo. “Si estuviera vivo, yo aún estaría jugando”, asegura. El DT murió de un infarto a los pocos meses del arribo del colombiano al equipo argentino. “Me pegó durísimo su muerte”, sostiene.
La temporada en que debutó jugó 36 partidos y marcó 9 goles. Con 26 años estaba en uno de sus mejores momentos. Con “El Pato” tejió una relación cercana de sana complicidad. “Siempre donde estuvo, me quiso llevar. En Chacarita, Talleres, hasta que me fichó en Independiente. Insistió mucho, hasta que me llevó. Cuando me estaban dando ‘pata’ e íbamos ganando, le decía, ‘viejo, sáqueme’ y él me decía, ‘negro, sos muy cagón, seguí jugando’”, resalta.
Prócer de Independiente como jugador (jugó 180 partidos – 30 goles) y técnico, Pastoriza dirigió al último equipo campeón de Libertadores e Intercontinental en 1984. Tuvo un paso previo por Millonarios en 1982 donde se hizo célebre por los asados en la sede del Norte de Bogotá que compartía con los jugadores. Siempre fue cercano a ellos.
“Yo le tenía mucha confianza, y él, cuando los entrenos estaban muy duros, me sacaba aparte, y cuando jugábamos un viernes, me decía, ‘¿te querés ir para Colombia?’, y me permitía pasar el fin de semana en Cali, yo volvía para las prácticas de fútbol”, rememora Castillo.
Desde 2008 el vestuario local del estadio de los “diablos rojos” lleva el nombre de José Omar Pastoriza. Ahí se se preparó y oyó charlas técnicas el tumaqueño en su segundo paso en 2011. Jugó poco aquejado por lesiones. Seis meses antes, la dirigencia terminó su contrato para así liberar el cupo de extranjeros. Pese a todo, el cariño se mantiene incondicional.
“En Argentina uno se siente jugador profesional, por la forma en la que te tratan los hinchas. Acá es diferente. Casi todos los ídolos están trabajando en el club de donde salieron, tienen otra mentalidad”, finaliza Castillo. El Jairo de Avellaneda.
* Con reportería de Héctor Fabio Gruesso en Cali